0.
 El blanco color del paisaje los hería.
 Atravesaba sus cansados ojos como si fuera un alfiler, abriéndose paso por el
cristal de sus cascos de comunicación, escarbando hasta lo mas profundo de sus cerebros,
cegándolos.
 Ahí, en medio del albo resplandor de aquella bestial extensión sin horizonte y sin
fin , hasta  los mismos pensamientos acababan  por diluirse y perder consistencia, para
convertirse en meros fantasmas efímeros de escarcha y neblina.
 Por tal razón, no fue difícil para ninguno de los viajeros sucumbir a la hipnotizaste
vacuidad del blanco.
 Pronto se encontraron caminando sin conciencia, sin cavilación, por aquel
sofocante lugar de nada.
 No había rumbo.
 No había destino.
 No había recuerdos.
 Había solo cuatro cuerpos enfundados en gruesos y arrugados trajes de traslación,
muy parecidos a los de un cosmonauta.
 Así permanecieron durante un tiempo incalculable... hasta que aquello apareció.
 Primero fue  como un punto en la distancia, asomándose y ocultándose entre las
extrañas brumas de aquel gigantesco espacio, tan pequeño aun, que resultaba todavía
irregistrable para los sensores de calibración de los trajes.
 Después, poco a poco,  fue creciendo. La distancia entre el grupo de caminantes
aletargados y aquel punto en la distancia se estrechaba. Su forma era aun imprecisa.

 La primera sensación:
 Los sensores de calibración se activaron de inmediato en el interior de los trajes.
 Registrarón, midieron y calcularon, aunque  de manera  vaga, la forma que tenían
frente a si. Sus resultados se plasmaron como cifras y gráficos en los cristales líquidos de
los cascos, rompiendo como por encanto el mutismo sensorial de sus ocupantes. Poco a
poco, ojos y cerebros despertaron de su dilatada hibernación.
 Algunos parpadearon. Alguien inhaló de su tanque filtrador mas oxigeno. Otro
carraspeo un poco y su sonido se dejo escuchar a través de todos los equipos de
comunicación.
 La conciencia volvía, no había duda.

 Esto no hizo que la marcha se detuviera. Los caminantes -aún sin hablarse- eran
atraídos hacia aquella referencia en la distancia: ¡ Por fin algo existente entre ellos y la
antinatural blancura que los rodeaba!
 La necesidad, la curiosidad, la esperanza de algo aun no definido - tal vez el fin de
su viaje- les hizo apurar el paso de zombies que  conservaban.
 Y llegaron.
 Frente a ellos, impresionante, gigantesco, se alzaba algo enorme como  montaña.
 Solo que, claro, eso no podía ser una montaña...
 Las montañas no respiran.
 -¡Dios, oh Dios! - murmuró, casi sin voz, alguien del grupo.
 Esa fue la primera comunicación en mucho, mucho tiempo...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 



LUNES
1.
 Dios, oh Dios... - Murmuró Tomas Archer mientras se miraba somnoliento en el
espejo del baño. - Me veo fatal.
 Así era. La huella del desvelo y la juerga de anoche se mostraban con todo su rigor
en el rostro de Tomás y sin duda alguna lo harían también en su estomago en el transcurso
de toda la mañana.
 Ya no era el de antes, pensó.
 Abrió el grifo del agua fría y se mojó la cara. Eso debería bastar para despabilarse.
 Una sensación fría y blanca le recorrió todo el cuerpo cuando el agua tocó su
rostro.
 Fue una impresión rápida, un chispazo.
 fría y blanca.
 Se puede sentir algo frío pero no algo blanco... - reflexionó  mientras se secaba.
Sin embargo así lo había sentido: Frió y blanco.
 ¿Por que blanco?. - pensó.
 El pensamiento no duró mucho. La pregunta  y la sensación acabaron por diluirse
rápidamente en su mente.
  Abrió el botiquín tras el espejo y busco algún  antiácido. No encontró ni rastro de
ellos.
 Raquel debía saber donde estaban.
 Tomas se encontró a punto de preguntar a su esposa sobre el paradero de las
pastillas pero instantáneamente recordó que nadie le contestaría.  Al menos ahí ya no.
 Maldijo en voz baja y resignado abrió las llaves de la regadera para esperar el agua
caliente. Iría a buscar las pastillas a la alacena mas tarde. A veces Raquel las dejaba ahí.
Miro caer durante un rato el chorro de  gotas que brillaban como estrellas con la luz del
sol de la mañana hasta que una suave cortina de vapor comenzó a teñir el aire del baño.
 Sin saber por que,  pensó de nuevo en Raquel.
 O tal vez si lo sabia, pero no le agradaba aceptarlo.
 ¿Puede la rutina haber causado todo esto en realidad? - se preguntó.
 No. La respuesta era no. La actitud de Raquel había sido deliberadamente infantil.
Nadie se separa porque todos los días fueran iguales. Así es en todo el mundo. Además no
era su culpa. Los gastos de la casa no eran fáciles y menos cuando se trabaja de vendedor
de electrodomésticos en una tienda. ¿Que quería pues,  Raquel? .
 Algo muy dentro de su mente le insinuó algo que ya sabia. La pregunta estaba mal
hecha.
 No debía referirse a lo que Raquel quería en realidad, sino a lo que NO quería.
 Por desgracia a respuesta era obvia y era dura: No quería un vendedor de
electrodomésticos.
 A eso se resumía todo.
 Tomás lo sabia. Siempre lo supo.
 Probó la temperatura del agua con una mano. Era la temperatura correcta. Se
desvistió y arrojo su pijama a una de las esquinas del baño mientras se miraba por ultima
vez al espejo del lavabo. Detestando la mañana del lunes, Tomás Archer entró en la
regadera seguido por una nueva y extraña sensación de blanco.

2.
- ¡Dios, oh Dios!
 Felix Traven se levantó tambaleante del helado suelo de su cocina. Temblaba, tenía
frío y se encontraba bañado en su propio y pestilente vomito. Un olor ácido y
nauseabundo impregnaba todo el lugar.

 ¿Pase toda la noche en el suelo? - pensó, desubicado.

 Era lo mas seguro. Además, ahí, bajo una de las esquinas del refrigerador se veía la
alargada figura de una hipodérmica. El viaje debió comenzar muy rápido. Tan rápido que
ni siquiera le dio la oportunidad de poner la jeringa sobre una mesa o cualquier otro lugar.

 Felix se sintió terriblemente mal. Ya había pasado por esto muchas veces, eso era
innegable, pero aun no  soportaba esa impresión de “sucio vicioso” que le dejaba el
levantarse siempre con los ojos rojos, el estomago destrozado y la ropa hecha un asco. Él
no era así, se decía, él no se inyectaba “eso” por gusto. Bien sabia Dios que no.
 Felix camino, atontado, hasta la puerta trasera en la cocina  y cuando llegó
recargó su cansado rostro en la tela de mosquitero que tapizaba la parte superior . Se dió
cuenta de que no la había cerrado con llave en toda la noche. Había tenido suerte en que
nadie hubiese entrado a saquear su casa. O si lo hicieron se llevaron una desagradable
sorpresa...eso siempre y cuando hubieran entrado al sótano.
 De todas formas resultaba poco probable en realidad. No hay muchos robos en los
suburbios. Ahí todos son gente de confianza, buenos vecinos.
 Menos él,  claro. Un adicto nunca es un buen vecino para nadie. pensó
 Aspiró con alivio dos fuertes bocanadas de fresco aire de la mañana a través de la
tela de mosquitero y después de descansar un poco se fue retirando lentamente de ahí.
Movió una de las sillas de la mesa de desayuno y se sentó.
 Cerró los ojos.
 Alrededor de Felix todo permanecia suavemente tranquilo.
 Apacible.
 Sereno.
 Un lapso de reposo. De verdadero reposo. Algo que sabia bien había perdido  para
siempre: la tranquilidad de no recordar.
 ...No Recordar...
 Esta idea destello como una pequeña chispa en la mente de Felix Traven...
 No era necesario mas para que su apacible mundo se resquebrajara de inmediato
en mil pedazos.
 Se levanto de la silla como impulsado por un resorte. Su sentido de alarma, casi
como una descarga, acabo de despertarlo.
 - ¡¿Que pasó anoche?! - pensó con desesperación. - ¿ Olvide algo... habré
olvidado algo? ¿Que pasó...?
 Felix Traven se dio cuenta con horror,  que no recordaba.
 Por un momento pareció que todo el peso del mundo se abalanzaba  sobre sus
hombros. No recordaba y eso era precisamente lo que el debía evitar, lo que no debía
ocurrir.
 ¡No...un momento!
 Con rapidez, llevo una de sus manos al interior de su camisa y sintió el reparador
contacto del papel de unas fotografías. Las sacó y las extendió en la mesa frente a si.
 Eran tres. Dos de ellas mostraban rostros masculinos, el tercero era de una mujer.
 ¿No faltaba ninguna? ¿Siempre habían sido tres fotografías?
 Felix volvió a examinarlas.
 Si. Solo eran tres. Siempre habían sido solo tres. Ahora estaba seguro.
 Sonrió con alivio y la sombra del miedo se disipo en medio de temblores nerviosos
que le recorrieron todo el cuerpo.
 Debía recordar y cuidar esas fotografías  como si fueran su propia vida. Las
guardó de nuevo bajo su camisa.
 El siguiente paso era serenarse.
 Debía estar sereno y mentalmente preparado, pues en solo un rato  mas necesitaba
recibir su próxima dosis.  Así era siempre y así lo seria hasta que él limite que el pudiera
soportar. Su existencia y la de tres personas mas dependía de eso.
 Por desgracia - y Felix Traven lo sabia,-  el limite estaba ya demasiado cerca.
 Abrió el refrigerador.

3.
- ¡Dios, oh Dios!
 Lidia Sánchez miró la hora en su reloj despertador y supo que llegaría tarde al
trabajo. No era que no pudiera bañarse, vestirse con rapidez y después correr en el auto
hasta su trabajo en el banco.
 No. Ocurría que ese era, precisamente, su día de I Ching. Nada ni nadie podía
evitar que leyera sus monedas esa mañana.
 En realidad no era esta una costumbre férrea en ella, el I Ching no era para Lidia
cuestión de costumbre. No veía en el oráculo chino ninguna forma de adivinación a la que
confiar su vida y sus decisiones. Era una organización necesaria para su vida interior.  En
la tirada de monedas se reflejaban los momentos, fáciles o difíciles, de su momento actual
en el eterno circulo de la existencia... y en las sapenciales frases  y sentencias del antiguo
libro los consejos para evaluar sus problemáticas.
 Las de ella o las de Lidia2.

 Lidia se levantó con rapidez y agilidad de su cama, hizo unas cuantas flexiones  y
después se dirigió hacia la luna del buró principal.
 Su figura se reflejó idéntica en el moderno y redondeado espejo frente a sí. Miró,
no sin cierta vanidad, su atractivo físico y su largo y brillante cabello negro. Se sonrió a si
misma mientras se guiñaba coquetamente un ojo.
 Decidió no perder mas tiempo y de un cajón del mismo mueble obtuvo una versión
en rústica del oráculo y tres pequeñas monedas que venían incluidas en la edición.
 Cada moneda tenia en su centro un hueco cuadrado y a su alrededor, en la
superficie, una serie de ideogramas chinos y triagramas, una especie de figuras formadas
por rayas  largas y un par de cortas, unas sobre otras, en grupos de tres.
 Del cajón obtuvo también dos pequeños cuadernillos, uno con su nombre en la
pasta y el otro con un numero 2 anotado en él. Después, sin prisa, se dirigió a la cocina.
Ya ahí, dejo los objetos sobre la barra del desayunador y se sentó en una de las altas sillas
de este, no sin antes haberse servido un gran vaso con leche y una dona.
 Abrió el cuaderno con su nombre y se fue derecho hasta la ultima hoja. Una buena
cantidad de paginas con fechas y líneas reunidas horizontalemente en grupos de seis (los
exagramas) aletearon por unos momentos entre sus manos hasta llegar a final de los
apuntes.
 Dejó el cuaderno de lado. Tomó las tres monedas chinas y sacudiéndolas un poco
entre sus manos, las dejo caer sobre la mesa. Apuntó el resultado de la tirada sobre su
cuaderno en forma de una línea horizontal partida por la mitad.
 Repitió la tirada otras cinco veces mas y otras líneas similares se agruparon unas
sobre otra.
 Finalmente la figura completa se formó sobre el papel. Lidia la busco en el libro.
 Lo que vio, no le agradó.
 Ku.- Destrucción.
 Linda miro el exagrama con perturbación. Lo conocía bien. No era que lo hubiese
encontrado muchas veces con anterioridad. De hecho, conocía muy bien el I Ching y
cualquiera de sus exagramas. Lo que ocurría tenia pues, mas que ver con una extraña
sensación que con el resultado de la tirada o con su misma interpretación.
 Destrucción no embonaba. El exagrama no parecia seguir el ciclo lógico (mas
intuido que comprobado) de sus anteriores resultados anotados en el cuaderno.
 El libro de las Mutaciones era un libro de ciclos, ella lo sabia y lo había constatado
en sus casi tres años de usarlo.
 Del tiempo de fertilidad viene el de sequía, el de descanso, el del trabajo y todas
esas cosas... La vida de Lidia también debía tener un ciclo. Pero esta vez, Destrucción no
tenía porque estar ahí.
 No era su tiempo. No era momento para él.

 (Ku: Víento sobre viento, - caviló casi subconcientemente - lo erosionante sobre lo
erosionante... )

 Volvió a dirigir su mirada a la pagina del libro.

 (...lo erosionante sobre lo erosionante... )
 
 Leyó la sentencia.

 (Lo que erosiona, busca abrirse camino... )

 

 “Tiempo de Corrupción”
 Firmeza en los principios. Ventajoso cruzar una gran agua. Tres días antes
de comenzar. Tres días después de haber comenzado.

 La sentencia parecería incomprensible para cualquiera, pero para Lidia ya no era
así. Indicaba claramente tiempo de riesgo, de una serie de hechos que estaba a punto de
iniciarse.
 -¿Pero que clase de riesgos?. - murmuró

 ( ...¿A donde busca entrar lo que erosiona?... )

  Podía referirse a su trabajo, a su vida privada. Tal vez malas interpretaciones de los
demás  sobre las intenciones de ella, circunstancias no planeadas, intrigas por parte de
gente envidiosa... Podía ser.
 Ku eran hechos externos, independientes de su ciclo interior, así que...
Lidia leyó la imagen bajo la sentencia:

 “Bajo el monte esta el viento. Tiempo de destrucción. Solo el iluminado,
despertando las conciencias puede educar en la sabiduría.”

 Por lo general, las imágenes del I Ching le ilustraban mucho sobre el verdadero
sentido de las sentencias: En esta caso, las dos primeras frases eran muy claras: La
montaña, sólidamente construida, era la fiel representación de lo que ha sido planeado,
organizado y llevado a cabo con bases firmes.  El aire bajo la montaña representaba
entonces aquellos puntos descuidados, tal vez por ignorancia, tal vez por olvido, que
como vendavales no esperados socavaban todo el interior de la estructura, haciendo que
esta se derrumbara.
 Bueno, al menos en estas frases Lidia no tenia ninguna duda. Pero en lo referente a
la siguiente frase...
 El iluminado era el hombre superior, el sabio, el que conoce y esta enterado, por
supuesto, pero ¿a que se refería con despertar conciencias?
 
 -¿Conciencia de que clase?.- pensó

 ( ...¿Quien es el que erosiona?... )

 No lo sabia.
 Decidió dejar por la paz las imágenes y se dedico a obtener el nuevo resultado que
las líneas mutantes obtenidas en el anterior exagrama le permitirían formar. Las líneas
completas, algunas cortadas a la mitad por un circulo (las llamadas mutantes) se
transformaban entonces en dos pequeñas líneas separadas por un espacio vació.
 Esto le otorgo un nuevo exagrama.
 El exagrama No. 29
 “Peligro”
 Lidia sintió entonces como algo extraño y frío le subía por la espalda y terminaba
erizándole los cabellos. Era irracional, era sofocante y no debía haber ninguna razón para
sentirlo. Pero estaba ahí.
 Era, por supuesto, miedo.
 

( ¿Quienes son, pues, los que buscan abrirse camino? )
 

 


 
18. Ku. Destrucción
 
 

 El ideograma Ku se escribe con los signos            , vasija y
        , gusanos (literalmente: Gusanos de Carne), los asquerosos seres alados que salen de
un recipiente en el que se ha podrido el grano y son la garfia de la corrupción, es decir, de
lo <<Corrompido>>, de lo <<Maligno>>, de la actividad en la intriga, por lo tanto, de la
<< destrucción>>.

Judica Cordiglia
en su versión del
                                                                                                                                  I Ching



4.
 ... de continuar con la información esta mañana, no esta de mas recordarles
tomar precauciones frente al fascinante eclipse solar del que seremos testigos este
próximo jueves entre las 4 y 4:30 pm.  La forma mas segura de disfrutar este singular
espectáculo, es sin duda, por su televisor, pero si no elige esta opción recuerde no mirar
nunca al eclipse de frente y asegurarse de conseguir filtros visuales adecuados para no
exponer la vista a los dañinos rayos utravioleta del sol... En pantalla vemos ahora como
las facultades científicas de varias universidades han preparado ya una gran cantidad de
aparatos especiales, listos para hacer mediciones de interés de este fenómeno celeste.
Podemos ver como las plazas y los jardines de los lugares aledaños a esta ciudad han
sido literalemente invadidos por científicos no solo de aquí sino de todo el mundo. Este
hecho se debe a que nuestra localización es uno de los principales puntos focales de la
sombra que causa la interferencia de la luna entre la Tierra y el sol y tendremos, de
seguro, una noche total. Este fenómeno no se volverá a repetir hasta dentro de 75 años
así que le sugerimos aun...

 -Click.-

 Tomás apagó el aparato de televisión de la cocina mientras apuraba el ultimo trago
de jugo de manzana de su vaso. Lo colocó en el fregadero.
 Esta era la tercera semana en que le tocaba prepararse solo el desayuno. No le
desagradaba en realidad, pero indudablemente prefería lo contrario. Un resquicio
“machista” de su casa: Las mujeres servían, los hombres trabajaban.
 En fin.
 Tomó su portafolios de sobre la mesa, lo abrió y reviso que se encontrara todo lo
necesario. Perfecto.
 Se dirigió a la puerta que daba de la cocina a la parte posterior de su casa, salió y
cerró con cuidado. Afuera, el día se encontraba  nublado.
 ¡Oh, oh! Probables  malas noticias para todos aquellos que esperaban con
impaciencia el eclipse del jueves. En especial toda esa tropa de astrónomos y científicos
que habían preparado con semanas o meses de antelación sus experimentos (Tomás sabia
que incluso años). Era muy posible que vieran sus trabajos frustrados por el clima. Tomás
se alegró de no pertenecer a la comunidad científica mientras se dirigía a su
estacionamiento en la parte frontal de la casa. Como siempre, pensó, al locutor de la T.V.
se le había olvidado mencionar los pormenores del clima. O a lo mejor era muy optimista.
O tal vez...

 Tomás se inmovilizo de repente.
 Algo.
 Por un momento percibió algo raro, algo que no encajaba, que no era común.
 
 ...El jardín de la casa de al lado

 Poco mas allá de su pulcra y blanca cerca de madera que dividía las propiedades se
extendía el perfecto césped cortado de su vecino.

 -Hasta que al fin lo hizo, pensó; la podadora que le había prestado había hecho un
buen trabajo, aunque en realidad ignoraba como pues las aspas no estaban ni
medianamente bien afiladas además de...

 - Un momento - Tomás reaccionó. ¿Por que demonios no debía estar bien cortado
el jardín de al lado? Linda y Angel, sus vecinos, siempre y desde que los conocía (que no
era poco) habían mantenido bien arreglado su patio, ... en especial Angel. De hecho no
había ninguno mejor que ese en todo el fraccionamiento.
 Sin embargo, por un momento, había sentido que eso no debía haber sido así...
 Y su podadora. Estaba seguro de haberle prestado su...
 -Pero...no. Angel no necesita mi podadora para nada, él tiene una mil veces mejor.
¡Pero que demonios, si yo recuerdo que...!

 Hizo un esfuerzo mental. Un destello, una imagen tan resbalosa como mercurio
entre los dedos apareció y se esfumó del cerebro de Tomás en segundos.
 Una sensación de confusión, molesta y casi desesperante, hizo que intentara
recordar de nuevo.
 “...solo es cuestión de ir y asomarse al Garage, se dijo. Solo es...”

 - !Sht¡...Tomás.
 Una voz masculina, al otro lado de la cerca, lo tomó por sorpresa.

 -, Buenos días, Angel ¿Ya tan temprano en el jardín?
 - Ya lo ves, uno más de mis vicios. ¿Te ocurre algo?
 - ¿Que..?
 - Que si te ocurre algo. Te vi saliendo de la casa y te note raro ¿ Te sientes bien?
 - Oh, si, no hay problema, solo intentaba acordarme ...
 - ¿De?...
 - No tiene importancia en realidad.
 Tomás le sonrió al hombre de cabello rubio y tez blanca al otro lado de la cerca.
Ambos quedaron en silencio por unos segundos.
 - Bueno, solo quería asegurarme.-  Angel devolvió la sonrisa.
 - Gracias por preocuparte.
 - Y... eh, ya que estamos aquí quisiera hacerte una pregunta.
 - Tu dirás.
 - Bien, tiene que ver con el jardín. Veras, desde hace unos dos o tres días e notado
que esta infestado de, no se, una especie de gusanos blancos. No se ven porque están
enterrados bajo el césped y la tierra, pero hay muchos y también son bastante asquerosos
¿en tu jardín no...?
 - ¿No hay? No que yo sepa. De hecho hace ya bastante tiempo que no le doy una
pasada. ¿Son como lombrices?
 - No, en lo absoluto. Parecen una especie de orugas pálidas, pero no tienen patas.
 - ¿Orugas? Entonces no son pequeñas.
 - No... A ver, deja ver si puedo encontrar una para que la veas.
 Angel se acunclilló frente a la cerca y con una pequeña pala que obtuvo de su
cinturón de herramientas empezó a escarbar en la orilla. No pasó mas de 10 segundos
cuando encontró a uno. Lo levanto con la cuchara de jardín  y se lo mostró a Tomás.
 No había duda, el color de aquello era blanco. Aunque cubierto de tierra, era fácil
notar el color, casi níveo, del anillado cuerpo del insecto o lo que fuera esa cosa.
 Tomás calculó que tendría casi 10 centímetros de largo por sus buenos dos y
medio de espesor. Estaba ancho y gordo como un dedo.
 No se le podía ver nada parecido a ojos, pero si una especie de agujero rugoso en
uno de sus extremos. Tomás lo señalo.
 - Supongo que debe ser la boca o algo así.- dijo Angel
 Tomás sintió nauseas.
 - En verdad que son asquerosos. Nunca e visto nada igual.- volteó a ver su jardín-
Y si dices que están en tu patio de seguro también se encuentran en el mío. ¿Dices que son
muchos?
 - Una verdadera plaga. Pensé que tu sabrías algo.
 - No. Nada... ¡Pero tira esa cosa...!
 Angel lo dejó caer y con una de sus grandes botas de caucho, lo pisó. Un liquido
amarillo, acompañado de hebras nudosas y negras salto del cuerpo aplastado del gusano.
 Tomás no pudo evitar un gesto de asco.
 - Creo que tendremos que llamar a un exterminador de plagas...¿De donde habrán
salido?.- preguntó Angel.
 - No se, tal vez el clima.
 - No ha llovido mucho pero...bueno, tienes que ir a trabajar y  en media hora mas
yo también, así que será mejor que hablemos después.
 - De acuerdo. Bueno, yo me retiro Ángel...adiós y cuidado con esos gusanos
y...eh, ¿se comen las plantas?
 - No hasta ahora, pero no pienso esperar a averiguarlo.
 Ambos se despidieron y Ángel dio media vuelta hacia su casa. Tomás también se
retiraba . Fue en ese momento cuando decidió hacerle la pregunta.
 - Eh, Ángel...
 - ¿Si?.- este volteó.
 - Antes de irme quisiera preguntarte algo. Casi estoy seguro de que no, pero... ¿Te
presté acaso mi podadora?
 - ¿A mi?...No. ¿por que?
 - Yo, pues...veras, preste mi podadora y no recuerdo a quien.
 - Yo tengo la mía.
 - Si, lo se. Pero no se por que razón yo pensaba que...bueno, olvídalo. Nos vemos
mas tarde.
 - Muy bien. Adiós.

5.

 Felix Traven abrió la puerta del congelador y sacó una de las ampolletas color azul
brillante que contenían la “Anaka”. El pequeño espacio estaba repleto de ellas y así debía
mantenerse pues él consumía de 5 a 6 diariamente, y aunque todavía tenia lo suficiente
para un mes, no debía confiarse. En cuanto pudiera, debía destilar mas de aquello de sus
cultivos. El problema es que “ en cuanto pudiera” significaba estar sobrio, sin nada de
sustancia en sus venas. Y eso era muy peligroso.
 Aparte estaba también su adición.
 La sustancia no era solo la manera de entrar y de no olvidar.
 Ahora la necesitaba. Temblaba si no la sentía adentro y un sudor frío y pegajoso lo
recorría cada vez que no recibía su dosis. Antes, estos efectos no se dejaban sentir sino
hasta después de horas. Ahora era mas alarmante; ocurría cada ves mas rápidamente en
sus estados de sobriedad.
 La pregunta, pues, era: ¿cuanto tiempo le quedaba para que ya no pudiera vivir sin
ella? ¿Como seria estar permanentemente dentro?
 Felix no lo sabia y tampoco procuraba pensar mucho en la situación. La  sustancia
no era agradable y nunca lo seria...pero era necesaria. Necesaria si quería sobrevivir él y si
querían sobrevivir ellos.

 Cerró con cuidado la puerta del refrigerador y salió de la cocina con dirección a su
cuarto. Allí tenia un cajón lleno de hipodérmicas, pequeños y punzantes castigos para sus
brazos ya tan rojos y agujerados como un queso grullere. En cuanto tomará alguna se
dirigiría al sótano.
 Felix casi siempre se inyectaba ahí. Lo hacia por una buena razón.
 Lo hacia por aquello que aparecía bajó su alfombra cuando se pinchaba en el
cuarto, o en la cocina, o en la sala.
 Ahí, en la oscuridad del sótano, eso no molestaría a nadie.
 Felix entró en su recamara y de uno de los cajones de su cómoda extrajo un
pequeño empaque de papel con una jeringa dentro. Ahora solo debía bajar y aplicarse la
dosis. La rutina de siempre.
 La rutina...
 No.
 No había tal rutina.
 Felix se esforzaba por verlo así; entrar, bajar las escaleras, acurrucarse en una
esquina con el menor numero de esas cosas...todo eso debía convertirse en un acto reflejo
intranscendente.
 Lastima. No había nada de eso ni lo habría.
 Cada viaje al sótano, cada pinchazo era un verdadero suplicio.
 En realidad, siempre que se dirigía a la puerta del subterráneo, situada al final del
pasillo principal, intentaba pensar en otras cuestiones para no temblar, para no
arrepentirse, para realizar todo aquello de la manera mas natural posible.
 Ahora intentaba hacer lo mismo.
 Sin embargo, esta vez, el delicado sonido del silencio, un tranquilo rayo de luz que
penetraba por la ventana de su cuarto y el lejano tic-tac del reloj en la sala tomaron por
sorpresa la cansada mente de Felix.
 Por unos instantes la tenue y melancólica quietud se estancó en su cerebro,
cubriendo con un velo de serenidad todo pensamiento y todo miedo. El rayo de sol,
infestado de motitas de polvo, brillantes como estrellas logró que Felix sintiera que entre
él y su pesadilla se extendía un largo muro de sosiego., una pequeña liberación de su
infierno particular.
 - Quiero vivir en paz. - dijo - ya déjenme en paz.
 Felix sintió unas terribles ganas de llorar.
 Para Felix Traven, científico e investigador,el haber comido del árbol de la ciencia
había equivalido a que lo corrieran del paraíso de una patada.
 ¿Era  esto lo que le había dejado la verdad? Mejor no haberla conocido nunca...
 Ahora, claro, ya era demasiado tarde...para él y para los demás.
 Solo les restaba intentar sobrevivir.
 Felix bajó al sótano, se acurrucó y se aplicó una nueva dosis.

6.

 - ¿Quieres café. ?-le había dicho Tomás a Lidia.
 Ella lo aceptó con gusto.
 - Sin crema, solamente, por favor.
 Tomás fue a la alacena y sacó un frasco de Folgers y un tarrito de azúcar.  Lo
colocó en la barra de su cocina y se dispuso a calentar el agua en la cafetera.
 - Tienes limpia la casa.- dijo ella.
 - Claro, ¿ que esperabas?
 - No se...ya ves, la fama del soltero.
 - No soy soltero.
 Tomás se sentó frente a Lidia, en una de las sillas de la mesa. Ella se mantuvo
sentada en una de las grandes del desayunador.
 - La casa se siente extraña sin Raquel. - dijo Lidia.
 - ¿Te parece? .
 -  Definitivamente.
 Ambos mantuvieron silencio por unos instantes.
 - ¿Estas enfadado?.- dijo ella. - Si es así, no hay problema yo  puedo...
 - No, no. Nada de eso. Hoy fue un día difícil, eso es todo. Me servirá platicar.
 - Pero no de Raquel, ¿verdad?
 - Exacto. - Tomás sonrió.
 Lidia y Tomas charlando en la mesa.
 Como se encontraba la situación de seguro eso se interpretaría como una
circunstancia bastante embarazosa para ambos.
 Pero en realidad no era así. Raquel lo sabia y estaba acostumbrada a ello. La
relación entre su marido y Lidia siempre había sido lo bastante transparente como para no
levantar dudas de ninguna clase. De hecho, Tomás la conocía desde hacia mucho tiempo
antes que a ella.
 Tampoco era una relación cien por ciento agradable, eso era verdad.
 Tomás parecía cultivar una especie de sentimiento paternalista hacia Lidia y ella lo
correspondía en esto. Tomás siempre fue su principal consejero. Desde la universidad
siempre había sido así. Parecían hermanos...
 El colmo fue cuando Lidia se mudó a la casa contigua a la de ambos. Raquel
mentiría de no aceptar que tuvo serias dudas respecto a esto. De hecho, se mostró
enfadada durante casi dos meses.
 Finalmente Lidia acabo hablando con ella. Esa casa era parte de una herencia.
 - Es verdad. - le dijo y le mostró papeles.- El que viva a un lado de ustedes es solo
una coincidencia...
 Y si que lo era.
 Tomas y Raquel habían adquirido su hogar dos años antes que Lidia fuese a vivir
para allá. Y la misma Raquel se había encargado de escojerla.
 -...además, es la única manera que tengo de no pagar renta.
 Ni modo. Ante las pruebas nada cabia hacer. Así es la vida.
 De esa forma y otras mas Tomás acabó convenciendo a su esposa de la limpia
relación entre él y su vecina.
 Lidia por su parte, procuraba no acudir muy a menudo con Felix o con la misma
Raquel.
 La sorpresa fue cuando Raquel comenzó a procurar a Lidia.
 De un tiempo para atrás salían a caminar juntas o a ir de compras juntas. Poco a
poco las tensiones se fueron liberando y las dudas se fueron disipando. En eso ayudo
mucho la relación de Lidia con un joven abogado. La relación duro tres años y después,
¡Pump! tronó como burbuja.
 El I Ching mucho tuvo que ver con eso.
 - Es idiota que hayas terminado esa relación solo porque un libro te lo dijo.- la
había reprendido Tomás.
 Ella alegó que eso solo la había ayudado a decidir. La situación entre ellos nunca
había funcionado bien en realidad.
 Tomás nunca había creído en aquello: I Ching, Tarot, Tabla Ouija, Esoterismo...
 - Son tonterías. ¿Para que nos sirven tantos años de avance científico si aun hay
gente como tu que cree en esas cosas?
 - Tal vez son parte de una realidad física diferente...algo que aun tardara la ciencia
en descubrir, ¿no crees?
 - Ajá. y mientras tanto un montón de crédulos les pagan sumas exorbitantes a
vívales que aprovechan su ignorancia para hacer fortunas.
 Lidia tenia que admitir que Tomás tenia razón en muchas cuestiones. Mucha de
esa parafernalia metafísica no tenia base comprobable alguna.
 Pero el I Ching era otra cosa. El I Ching le había funcionado. No era sugestión...en
realidad le había dado resultados.

 Sobre eso mismo había acudido esa noche a platicar con Tomás.
 - Hoy en la mañana hice otra lectura de monedas... - dijo
 - ¿De verdad? - él se levantó a servir el café.- ¡Que raro!
 - Así es. Aunque lo dudes.- Lidia le devolvió la ironía con una sonrisa.
 Tomás colocó frente a ella una humeante taza de café y un frasco de crema.
 - Gracias.
 - De nada - Se sentó.
 - ¿Tu no vas a querer?
 - No todavía. ¿Entonces?...
 - ¿Entonces, que?
 -Si. Lo que me ibas a contar.
 -Ah, si. Bueno, pues ocurre que obtuve un resultado poco agradable.- Lidia
comenzó a prepararse a gusto el café.- Fue el hexagrama 18 y el 29. Uno es Destrucción y
el otro es Peligro. ¿Que te parece?
 - Bueno, entre tantas combinaciones algo tenia que salirte, ¿por que no esa?
 - Mmmm...pues si, así es, pero, ¿Y si te apareciera otra vez?
 - ¿El mismo resultado?
 Ella asintió.
 - Bueno... una coincidencia de las que se dan pocas veces en la vida. Algo
interesante tiene que pasarte alguna vez para que le cuentes a los nietos.
 - Bien. ¿Y si te apareciera dos veces mas?
 - ¿Te apareció dos veces mas?
 - Si.
 - ¿Otra vez el mismo resultado, sin variación?
 - Ajá. Es raro, ¿no?
 - Pues...si. Pero como te digo, bien puede ser una coincidencia.
 - Seguro. Tendría que ser yo la señorita coincidencias para que me ocurriera eso.
aunque , bueno, lo mas interesante es que no todas las tiradas me resultaron  a mi.
 - ¿No ? ¿A quien mas?
  - Digamos que tengo un alter- ego. Un experimento que estoy realizando conmigo
misma. ¿Te lo explico?.- Tomás asintió- o.k. El experimento consiste en inventarme una
vida ficticia y ver como responde el I Ching con ella. Esta vida ficticia la vive una tal Lidia
2...
 -Dios mío Lidia. Tienes que conseguirte una pareja...
 - Deja que termine... La vida de Lidia 2 la anoto en un cuadernillo que me sirve de
diario...ahí todas las noches apunto lo que supuestamente le ocurrió en el transcurso de
ese día. Al principio yo le inventaba problemas, éxitos, fracasos...después abandone eso y
comencé a dejar que las cosas ocurrieran al azar.
 - Al azar...¿Y como?
 - Con dados...cada numero era algún suceso en particular. Yo inventaba en que
consistía el suceso en particular, claro. Después, el día en que me tocara lectura de
monedas también se las lanzaba a ella. Al principio todo aquello no parecía tener pies ni
cabeza, las sentencias no parecían decir nada sobre las situaciones de Lidia 2...
 - Obvio.
 - ...pero así ocurre siempre al principio. Después, el I Ching parece ir engranando
contigo...en este caso con Lidia 2. Los hexagramas tomaron sentido finalmente.
Para agregar mas factores fuera de mi  alcance también escogía  al azar  que Lidia hiciera
tal o cual cosa dentro de una serie de acciones a tomar.
 - ¿Llevas registros de eso?
 - Claro, si no, no seria experimento.
 - De todas formas. Es un experimento muy subjetivo.
 - Tal vez...  Bueno, pues ocurre que hoy en la mañana hice una tirada nueva de
monedas. La primera la hice conmigo. Ya sabes el resultado.
 - Ah. La segunda la hiciste con Lidia 2.
 - Así es. El resultado fue idéntico.
 - ...y como supongo que las dos llevan vidas similares entonces eso prueba que...
 - ¡En lo absoluto! Lidia 2 no se parece en nada a mi...por eso hice las tiradas al
azar. Después, por extraño que parezca, el mismo azar le fue dando una personalidad
definida... y te lo confieso, de hecho es un poco mas centrada que yo.
 Tomás rió con el comentario.
 - ...pues bien, con ese resultado quede sorprendida. Volví a realizar la tirada de las
monedas conmigo misma...
 - Esas cosas supersticiosas hacen que te asustes en vano...deberías dejarlas.
 - ¡ Yo no estaba asustada !
 -¿No? ¿De verdad?
 Lidia se mantuvo en silencio por unos instantes. Titubeo.
 - No... bueno...en realidad si. Un poco. De cualquier forma yo pense que todo eso
bien podía ser una coincidencia. Por eso el tercer tiro que hice conmigo misma ¿cual podía
ser la posibilidad de que obtuviera el mismo hexagrama?  De seguro uno entre millones.
Pero no. Volvió a ocurrir.
 -Mmmm. De haber tenido una cámara ahí mismo hubieras podido entrar a
Güinnes.
 - No te burles. Esto es en serio.
 - No, no...lo digo de verdad. Seria una  coincidencia asombrosa. Lo mas
sorprendente es que no te resultaron solo tres tirada, sino cuatro según dijiste... ¿la ultima
la hiciste con Lidia 2 entonces?
 - No.
 - Ah.
 - Tampoco fue conmigo.
 - ¿No? ¿Entonces?
 - Fue contigo.
 Felix fue tomado por sorpresa. Durante unos instantes no supo que hacer. Nada
pudo decir.
 - ¿Desconcertado?.- Lidia sonrió con  ironía. Un punto para ella.
 - ¡Ah, no! A mi no me incluyas en tus problemas con la quinta dimensión.- Tomás
intentó sonar divertido para borrar ese segundo de pasmo.
 - Contigo sucedió lo mismo. Obtuve el mismo resultado.
 Él se levanto de la silla.
 - ¿A donde vas? .- pregunto ella.
 - Ahora si quiero el café.- Tomó una taza del secador de vajillas. - Vaya con tus
resultados raritos.
 - Pues si. ¿Que opinas tu de todo esto?
 - No lo se...¿Que te puedo decir?  Es extraño, eso es indudable
 - Incluso es extraño con respecto a la función del mismo I Ching. El I ching no es
una ouija ni un oráculo adivinatorio precisamente...
 - Tampoco creo  en la Ouija. - Afirmó él,  tajante. Se dirigió de nuevo a su asiento
con una humeante taza de café en la mano.
 -...Eso parecía mas bien una especie de mensaje,  pero no precisamente oracular.
Era muy directo para serlo.
 - ¿Sabes que? : Olvídalo. Esas no son mas que tonterías. ¡En verdad!... O.K. de
acuerdo ...fue algo muy extraño, pero que eso no te afecte. Hay gente a la que han caído
rayos y  están vivos. Se de alguien que salto de un avión sin paracaídas y sobrevivió a la
caída.
 - No le veo relación a lo que me cuentas con lo mío.
 - Bueno, lo que le ocurrió a ellos es mucho mas improbable que sacar cuatro
tiradas de I Chinga iguales...¿hubo ahi algo sobrenatural acaso?
 - Tu no comprendes mi vision de las cosas, Tomás. Crees que soy una de esas
fanáticas de la Nueva Era.
 - Lo que pasa es que yo no creo a pies juntillas en todo lo que me dicen.
 - ¡Igual yo!. Tu lo sabes. Además, ten en cuenta que estaba realizando un
experimento en regla.
 - Eso no lo se con certeza.
 - Tengo la preparación para eso...mejor dicho, la tenemos.
 Error. Nunca debió haber mencionado aquello.
 Ella percibió de inmediato el cambio de actitud en Tomás, como electricidad en un
cuarto de metal. El ambiente de discusión en la cocina se tornó de inmediato en una
seriedad dolorosa. Lidia sabia perfectamente porque.
 Nadie dijo nada .
 - Perdóname, Tom. No fue a propósito.
 Él miró por unos instantes su taza de café.  Le indico con una seña de su mano que
no había de que preocuparse.
 El silencio se extendió por un tiempo mas. Ambos parecieron sumirse en sus
propios pensamientos.
 Finalmente Tomás se disidió a hablar.
 Sonrió, pero Lidia notó un cierto dejo de tristeza en esa sonrisa.
 - Veo que le tienes mucha fe a tu oráculo chino. - dijo sin burla.
 - Si. Algo. Eso no es muy científico que digamos. - Sonrió ella también.
 - No creo que sea mala la fe. Bueno, en realidad nunca pense mucho en ello.
 - ¿De verdad?
 - De verdad. Ja, bueno, cuando estudias Física ese tema es inevitable...no fue así
para mi.
 - Muchos queríamos descubrir a Dios.- Lidia emitió una débil risita.
 - Si... muchos buscaban eso. Yo no. A mi solo me gustaba.
 Lidia asintió.
 - Aun me gusta. Pero ya ves...el trabajo no deja mucho tiempo.
 Lidia no respondió. Tomás tampoco menciono nada.
 Ambos acabaron sus cafés en  calma.
 - A veces estoy agradecido de nunca haber tenido fe en nada.- continuó él. -
¿Sabes? Aun no me explico como fue que de estudiar en un colegio de ciencias fui a caer a
vendedor de aparatos electrodomésticos. Es gracioso. Es tan improbable como la
sobrevivencia del hombre sin paracaídas.
 - Dímelo a mí. -
 - Así es. También estas tu.
 - Y que tiene que ver todo esto con la fe.
 - No se....o tal ves si lo se, pero no puedo explicarlo. He pensado...bueno, si yo
hubiera tenido fe en algo durante ese tiempo en que tuve que abandonarlo todo ¿Se
hubiera derrumbado o se hubiera hecho mas fuerte?
 - Supongo que derrumbado. No veo porque debería fotalecerse.
 - Aja...pero analiza bien el concepto...¡estudie física, me encantan las matemáticas,
nací para el calculo! ¿Que estoy haciendo de vendedor en una tienda?
 - A mi no me quedo otra. A ti tampoco. No te amargues por eso.
 - ¡No, no... Aunque haya sido por necesidad!. Esta situación no es -¿ como
decirlo?- normal, ¿me entiendes? : De presidente a limpia-botas, de activista de
GreenPeace a  mesero... no tiene lógica. No cuadra.
 - De Fisica a cajera de banco tampoco cuadra. Y me refiero a mi. De cualquier
forma aun no entiendo que tiene que ver todo esto con que se fortalezca la fe.
 - Bueno, la situación es tan inusual, tan ilógica dentro de la inercia de una vida
normal que en verdad parece que alguien lo hubiera preparado.
 - ¿Para castigarnos?
 - Para lo que fuera. En ese caso tal vez mi fe sobre algo que esta arriba de nosotros
y  que rige en cierta  manera nuestros destinos  hubiera tomado más sentido...más fuerza.
 Lidia penso un momento en la idea.
 - Mmmm...interesante punto de vista.- opinó finalmente.
 - Así es.- Tomás sonrió y miró hacia la ventana.- Y fíjate, también y a lo mejor
con toda esa fé hubiera podido creer en tus moneditas. Y tirarlas para saber si un día va a
volver Raquel...
 



7.

Bolivia 1976

 A  Felix Traven los mosquitos casi  lo devoraban.
 Frente a si, el Dr. Juan Ramón Sánchez manejaba con maestría el machete,
habriendose paso entre la frondosa y verde vegetación de la selva tropical. A sus 45 años
se veía a leguas que tenia experiencia en este tipo de exploraciones, .
 - ¿Falta mucho aún, Dr. Sánchez?- preguntó Felix, asfixiado por el calor y
agobiado por el cansancio.
 Sánchez se volvió.
 - En realidad no.- Traven no era el único cansado. Sánchez ya mostraba signos de
agotamiento claramente visibles.- pero no podemos detenernos aquí. A dos kilómetros
mas esta la aldea de los Pijuaros... ahí descansaremos.
 Hans Reiner, el jefe de la expedición  Aleman-Boliviana pasó de largo a algunos de
los cargadores del grupo hasta llegar delante.
 - ¿Que pasa, por que nos detenemos? ¿Dr. Sánchez...?
 - Estoy  orientándome...ya estamos cerca.- señalo hacia adelante.- le decía al Dr.
Traven donde encontraríamos la aldea.
 - Nos estarán esperando...arreglé todo antes de partir y di aviso por la radio.-
intervino  Luis Bonaurotti, uno de los estudiantes de la Universidad de La Paz y miembro
del grupo.
 - Pues no se hable más.- Sánchez volvió a la acción y dando una sarta  de
machetazos continuó su camino. Los demás lo siguieron.

 Dos kilómetros en selva se dicen fácil. No lo son.
 Cuando llegaron a la aldea no pensaban en otra cosa que no fuera descansar. Ahí
los esperaba Luis Fernando Méndez,  farmacobiologo de la expedición.
 En un momento mas se encontraron  descansando en el interior de una choza
abierta, en una especie de hamacas y  frente al  río que cortaba en dos al poblado. Un
grupo de mujeres les llevo comida en unos platos de madera y unos refrescos bajo las
ordenes de Méndez. Después, él mismo se unió al grupo.
 - Ayer hable con el curandero . - dijo . Tomó con los dedos algo de lo que había en
su plato.
 El Dr. Méndez era un hombre moreno un par de años mayor que Traven. Con
facilidad  podía contar con unos 34 años. Una barba de días le hacia ver como un naufrago
en medio de esa aldea.
 - ...Están dispuestos a ayudarnos y nos mostraran varias plantas. Pero nos costara.
El jefe de la aldea pide dinero y algunas mercancías especificas para uso del pueblo.
 - Perfecto. - declaró Reiner. - Se los daremos.
 - También quiere una beca para su hijo y otro muchacho mas en uno de los
colegios de La Paz.
 Reiner  se desconcertó.
 - ¿Que...? ¿Becas?
 - Si.  ¿Le parece extraño?
 - No me esperaba eso.
 - Le soy franco, yo tampoco.
 - Es un buen jefe...ve a futuro.- intervino Traven.
 - No creo que sea precisamente por ser buen jefe, pero dejémosle el beneficio de la
duda. Usted debe ser Traven, ¿verdad?
 - Así es.- Traven alargo su brazo en gesto de saludo. Mendéz correspondió.
 - Me han hablado mucho de usted. Conozco algo de su trabajo con las drogas de
los indios mexicanos. Tengo también varias dudas al respecto.
 - Pues creo que tendremos bastante tiempo para platicar de eso.
 - Así es.- Méndez se volvió hacia Reiner .  ...Y eso no es todo. No solo nos
entrevistaremos con el brujo de este pueblo. Vienen mas en camino.
 - ¿Más? .- dijo Bonaurotti.
 - Así es. Parece que van a tener precisamente aquí una especie de reunión . El Dr.
Traven podrá agasajarse viendo alguno de los ritos mas antiguos de estas regiones.
 - No creo que sea tan fácil Dr. Mendéz. Los curanderos no suelen permitir mirones
y mucho menos en una reunión como esta. Porque supongo que no es una reunión
común...
 - Así es, no es común.
 - Es algo así como un congreso, ¿No?.- dijo el estudiante.
 - No. - contestó Méndez y miró fijamente a Traven.- pero no se preocupe doctor.
... usted ya tiene invitación.
 - ¿De verdad? Gracias por habérmela conseguido, ayudara mucho a mis trabajos.
 -No fui yo. Ellos lo invitaron. ¿Conoce a alguno de los curanderos?
Felix se mostró visiblemente confundido.
 - ¿Como? ¿Usted les hablo de mi?
 - En lo absoluto... parece que es famoso por estos lugares, Dr. Traven...de hecho,
creo que esta reunión es precisamente por usted.
 - ¿Que?
 - No tendriamos porque extrañarnos tanto.- intervino Bonaurotti- Si el jefe de la
aldea pide una beca para su hijo, significa que le interesa el progreso. Tal vez los hombres
medicina no son tan anticuados como suponemos y conocen al Dr. Traven.
 - Seguro.- intervinó Sanchez que habia permanecido callado durante toda la
comida.- Y tambien reciben la suscripción mensual de la Revista Nature... 



 

8.

MARTES

 Esta vez, Felix despertó en el sótano.
 Como siempre, intentó levantarse, pero un fuerte estremecimiento se lo impidió.
Tendría  que permanecer a gatas mientras pasaban los efectos inmediatos de la resaca.
 Uno o dos minutos.
 Debajo de sus manos sintió el pegajoso liquido que rezumaban los cuerpos de
varias de esas cosas aplastadas. El olor era nauseabundo.
 ¿Cuantas habría traído ahora? ¿trescientas? ¿quinientas veinte?.
 Que importaba. Se levantó, tambaleante.
 Comenzó a subir con paso tembloroso por la escalera de madera de su sótano.
 Apartó  a un grupo de aquellas cosas del agarramanos y se apoyo en él.
 Un momento...
 ¿Recordaba todo?
 De eso se aseguraría allá arriba, en cuanto llegara. Un momento mas en el sótano
era imposible.
 

 Felix tomó un pedazo de pastel de la nevera y lo  devoró con avidez. Su estomago
estaba vacío y gruñía tanto como si tuviera un animal en sus entrañas. La falta de alimento
también le había causado estragos, haciéndolo sentir débil. Había que recuperar fuerza y
para eso nada mejor que el betún de chocolate.
 Se sirvió también un vaso de leche, pero lo desecho al darse cuenta que estaba
cortada.
 Se asomó de nuevo al refrigerador.
 Aparte de lo que acababa de obtener de adentro ya no había literalmente nada.
Tendría que salir a comprar comestibles...y debía ser ahora, antes de la siguiente dosis.
 Cerró la puerta del refrigerador .

 No había tiempo para ir hasta el centro comercial, por tal razón Felix ya era cliente
especial en el pequeño supermercado cercano a su casa. Ahí, todos los empleados lo
conocían y de hecho ya le tenían preparadas varias bolsas con los diversos comestibles que
él encargaba. Lo saludaban normalmente: “Buenas tardes señor Traven, como esta usted”
“Gracias por su compra señor Traven”.
 Felix les daba las gracias, sonreía, dejaba alguna propina y se largaba.
 Sabia que en cuánto se fuera todos ahí dentro hablarían de él. Con simpatía, con
lastima, con asco,  de eso no estaba seguro en realidad.
 Tenia fama de yokie aunque por supuesto nunca había llegado en medio del sopor
de la droga hasta allá. Que bueno. Si no, dejaría todo el camino lleno de esas cosas.
 Eso haría que hablaran peor de él.
 Esta vez, el ritual no se cumplió a la perfección. Una jovencita que él no conocía lo
atendió con rapidez. Era obvio que ya le habían contado todo sobre el Dr. Traven,
-siempre intoxicado y con los ojos rojos,- y se encontraba visiblemente nerviosa.
 Estaba sola en el supermercado.
 Traven se sintió una basura. Nunca creyó poder llegar a inspirar esa clase de
sentimientos en los demás.
 - $13.45 .- dijo la chica y dejó a un lado las tres bolsas de plástico con latas de
conservas, leche, pan, cereales y demás.
 Traven saco él dinero de su bolsillo y entonces se percato de que no se había
cambiado de ropa.
 - Oh, no- pensó con vergüenza. Un punto mas en su ascendente carrera hacia el
desprecio.
 Su camisa de mezclilla y sus pantalones estaban llenos de manchas negras. Y que
decir del olor. No entendía como no lo había notado antes.
 -Perdón por la presentación.- murmuró una disculpa.- Estaba...trabajando en mi
jardín.
 - Si. No hay problema.
 - Aquí tiene. Hágame el favor de quedarse con el cambio.
 - No. - dijo ella. ahora se veia mas asustada.
 -  No es mucho.
 - Se lo agradezco pero no puedo aceptar propinas.
 La chica dejo en la barra de la caja registradora el sobrante.
 Traven no sabia porque, pero aun le daba mas vergüenza el recibir ese cambio.
 - No es ninguna propina en si...es lo que siempre le entrego a los muchachos
cuando vengó por mis compras. Ya me tienen todo preparado. De verdad, quédeselo.
Usted fue la que me preparó todos estas bolsas, ¿no es así?
 - Si, pero no puedo.
 Traven casi pudo respirar la tensión de la chica. Seria mejor retirarse y no
molestarla mas.
 - Bueno...deme entonces un periódico. Aquel, por favor.
 La joven le entregó lo que pedía y Felix se retiró del supermercado. Ya en la acera
volvió la cabeza hacia la tienda y pudo ver como ella se recargaba, pálida y asustada en la
barra.
 

 Felix llegó a colocar las compras directamente en el  refrigerador y a en la alacena
de su casa. Sacó y tiró a la basura todo aquello que no servia y acomodo sin orden las
cosas. Solo le quedaban 20 minutos mas antes de tener que volver a someterse a la dosis.
 Dejo fuera una charola con comida prehecha  para el microondas y abrió una lata
de refresco. Puso los alimentos en el horno con un tiempo de dos minutos.
 Se sentó con tranquilidad frente a la mesa de la cocina.
 Frente a él, el periódico mostraba en primera plana la noticia del eclipse. Felix
frunció el ceño. ¿Un eclipse total? ¿Aquí, en este año?. No, imposible...
 Comenzó a leer la nota.
 Si, así era. De hecho, ya  había toda una tropa de astrónomos y físicos que estaban
preparados para recibirlo.
 ¿Pero como...?¿Puede llegar incluso a este grado? Felix estaba seguro de que...
 Algo se arrastro bajó los pies de Felix.  Algo que era grande, gordo y fofo.
 Quedó helado, pegado en su asiento como piedra.
 Sintió un toque eléctrico en su espalda.
 - ¡No puede ser...no puede ser!
 Lentamente comenzó a bajar la cabeza para ver lo que se encontraba ahí.
 Sabia lo que era aun sin verlo. Los conocía desde hacia ya un largo tiempo...pero
este parecia descomunalmente grande.
 Y efectivamente.
 Ahí, bajo la mesa, un gordo y anillado gusano blanco, casi del tamaño de un gato,
se retorcía silenciosamente mientras una boca redonda, negra y profunda se abría
espasmódicamente en uno de los extremos de su cuerpo.
 Felix saltó hacia atrás tirando la silla al suelo, mientras chocaba de espalda contra
el microondas.
 El sonido de la campanilla hizo su aparición casi al mismo tiempo.
 




9.

 El Dr. Mendez , ayudado por unas pinzas, colocó al gusano dentro de uno de los
frascos de muestras.
 Felix Travén miró al especimen, intrigado.
 - Es una especie frecuente por aqui.- dijo Mendez mientras buscaba acomodo para
el frasco en alguna parte de su mochila.-  El curandero de la aldea me dijo donde
encontrarlos.
 -¿ Y  para que le servirá a usted ?
 - Bueno.- Mendez se espantó algunos de los mosquitos que amenazaban con
tragarle toda la sangre y se sentó en uno de los pequeños bancos de piedra que se
encontraban en el lugar.- ...creo que hay cierta relación entre estos gusanos y la droga que
ellos usan para sus ritos...
 - La  “Anaka”...
 - Asi es. Despues de sus “viajes” estos lugares se infestan de ellos. No se ven
porque estan ocultos bajo la tierra.
 - ¿Son como una plaga de la planta?
 - No...y eso es lo extraño...en los lugares donde se da la planta no he podido
encontar a uno solo de ellos. Solo aqui, donde se realizan los rituales. Ellos dicen que los
traen del mas alla, que se les pegan... como parasitos.
 - Bueno, sera que los gusanos son originarios de aqui mismo, ¿no lo cree?... parte
del terreno.
 - Es lo mas probable. Lo extraño es que salen de la tierra a montones cuando ellos
realizan sus invocaciones, rezos o lo que sea. Logicamente no creo que salgan por ninguna
de esas razones. Debe ser algo en el proceso de la droga...algo que los atrae de la
sustancia.
 - El Dr. Sanchez platico hace algunos dias conmigo. Esta muy emocionado con lo
que puede hacer esa droga, la “Anaka”, en materia de anestesiologia. Dice que usted le a
contado cosas muy interesantes.
 - Bueno, en realidad no fue mucho lo que yo puede haberle contado. Solo una vez
he podido ser testigo del efecto de la droga en alguien. En el curandero, para ser mas
exacto. La uso en uno de sus rituales de curación. Se tendio en la choza de un hombre
enfermo y la preparo en un pequeño cazo. Despues, de todo lo que mezclo ahi, obtuvo
una especie de pasta gris, bastante viscosa por cierto, y se la llevo a la boca.
 - ¿De que estaba enfermo el hombre?
 - Tenia fiebres altas y vomitos constantes. Malaria lo mas probable. La cuestion es
que el curandero afirmo que se trataba de un espiritu devorador. Algo que segun él, come
la salud por dentro. La droga iba a ayudarlo a salir de su cuerpo para espantar al diablo
que vivia en el espiritu del enfermo. Bueno...ocurre que no paso mas de 2 minutos cuando
el brujo cayo en una especie de trance y despues en un sopor muy profundo. Me acerque a
él y no le detecte pulso, ni latidos del corazón. Tampocó respiraba.
 - Vaya. Un cambio metabolico tan drastico en solo dos minutos...
 - Así es. Pero eso no es todo. El jefe de la aldea se complació enormemente en
enseñarme los poderes de su brujo, enterrandole astillas de madera en varias partes del
cuerpo mientras duraba la curación. No fue agradable, en realidad.
 - ¿Que pasó despues?
 - Bueno, el brujo volvió en si en aproximadamente 20 minutos. ¿Como
sobrevivio?, no lo se.
 - Si todo eso lo logró la droga sin efectos secundarios drasticos en el individuo ya
veo por que Sanches esta tan emocionado con el hecho de poder estudiarla.
 - Pues usted tendra hoy en la noche el placer de ver un ritual donde usan esta
droga.
 - Cierto. ¿De casualidad no sabe a quien van a curar?
 - Creo que a nadie...esta vez la tomaran con propositos claramente rituales.
 - Vaya. Lo mejor sera que me prepare. Va a ser interesante.
 - Júrelo.- Mendez se levantó de la roca y camino hacia el sendero que llevaba a la
aldea. - Es hora de retirarnos, -dijo.
 Felix Traven recogió su mochila del suelo y comenzó a caminar tras Mendez.
 - Ah, doctor...¿ Y que pasó con el enfermo?
 - Se recuperó a la mañana siguiente.
 - ¿Como? ¿De verdad?
 - Asi es...pero de nada le sirvió. La gente de la aldea lo mató en la tarde.
 Felix se detuvó con brusquedad.
 - ¿Que? ¿Pero porque hicieron eso?
 - El brujo dijo que el demonio que habia espantado no era un demonio comun. El
mismo enfermo lo habia llamado. En otras palabras: Habia usado magia negra para matar a
un contrincante, pero lo que hizo le fallo. El demonio decidio atacarlo a él en lugar del
otro.
Pagó el error con su vida. Segun el curandero habia usado la mas terrible magia negra, la
prohibida...
 - ¡Eso es barbárico!
 - Asi es.¿Pero que podia yo hacer?.- Mendez se detuvo y se volvió para ver a
Traven.- La turba del pueblo estaba enfurecida, hubiera sido suicida intentar detenerlos ...y
mas cuando el mismo hombre aceptó su culpa.
 Traven estaba anonadado.
 - Ah...se me olvidaba un detalle que le dará mas sabor a esta historia. ¿Sabe que
descubrieron los aldeanos mas tarde, enterrado en el suelo de la choza?
 - No. ¿Que?
 - Un gusano. Un gusano como el que llevo en mi mochila, solo que casi del
tamaño de un bebe humano. Yo no lo vi, porque lo quemaron de inmediato. Segun el
brujo, asi era porque el demonio habia estado muy, pero muy cerca del espiritu de su
victima... 


10.

 Tomás salió del trabajo proximo a las siete de la tarde.
 Dejó su tabla de precios en uno de los mostradores y se despidió de sus
compañeros. Se dirigió al carro.
 Atardecia.
 En el automovil, Tomás Archer encendió el radio.

 - click -

 shshshshshshshshsshhshs

 ... orque? ¿Solo proque no se tiene una seguridad personal frente a problemas de
tipo politico? Veamos alrrededor y demonos cuenta de que no somos solo nosotros los
que causamos esa situación.  Con esta tercera reelcción de Regan sabiamos a que nos
estabamos exponiendo...

 Tomás cambió de estación  y despues hecho a andar el auto.

 shshshshshshshshsshhshshshshsh

 ... siempre y cuando no lo hagan solo por causar una moda. Por ejemplo, desde
el asesinato de Mcartney, los Beatles han sacado ya dos discos que realmente no han
valido la pena. Contrario a lo que se creia, Lennon no ha podido dirigir bien a la
agrupación.
 - Yo no creo eso. Simplemente es otra tendencia...

 shshshshshsshshs

 ... “Por que me niegas tu amor”, este nuevo exito de Twister Anxity que esta
pegando fuerte en la radio. ¿Y saben que ? Pues los tenemos aqui con nosotros esta
tarde, para charlar un poco de su nueva produccion discografica. ¿Pero que les parece
si antes escuchamos, pues, “Por que me niegas tu...

 shshshshshshshshsshshshshhshshsh

 Nada interesante, como siempre. Tomás apagó el radio y colocó una cinta de Cat
Stevens en el stereo.
 Salió del estaciónamiento para dirigirse a la casa.
 ¿A la casa? ¿Y para que? ¿Quien lo esperaba ahí? Llegaria solo para hacerse de
cenar o ver la television... Bien, podia ir al cine o a cenar en algun lugar.
 No. Nada de eso le parecia atractivo.
 Se acordó entonces del eclipse de mañana. Los parques de la ciudad deberian estar
ya llenos de cientificos esperando que...
 Un momento.
 ¿Y por que no ir un rato a fisgonear entre las tiendas de campaña y los aparatos
que se encontraban ahí. Es mas, incluso podria platicar con mas de uno sobre su antigua
profesión.
 Tomás Archer sonrió y emocionadó tomó dirección al parque central.

 Habia muchas delegaciones pero el lugar estaba bien organizado.
 Todos se encontraban en la parte más despejada del parque. Un cielo negro e
inusualmente tachonado de estrellas se extendia por el todo el cenit. El ambiente estaba
agradablemente fresco.
 Como Tomás, habia otros mirones por ahi, generalemente estudiantes, observando
y preguntando a los grupos de investigacion sobre su trabajo. Sin embargo pocos estaban
lo suficientemente tranquilos como para contestarles. De hecho, habia una extraña
conmoción entre las delegaciónes del lugar. La gente iba de allá para acá con prisa.
Muchos de los astronomos se hayaban agrupados en los telescopios colocados en los
jardines.
 Tanta actividad no era usual.
 Tomás se acerco a uno de los grupos.
 - Perdón, -  se dirigió a uno de los presentes.- Veo que hay mucha
conmoción...¿pasa algo?
 El hombre al que preguntó se volvió a verlo con cara de pocos amigos.
 - ¿Y usted quien es?
 Claro que Tómas no estaba dispuesto a que lo menospreciaran así
 - Soy el Dr. Tomás Archer del departamento de fisica de la universidad local.- dijo.
(Bueno, al menos pudo haberlo sido en realidad.) - Nosotros les conseguimos estos
lugares.- remató.
 El aludido entendió muy bien la indirecta y prefirió apaciguar las cosas.
 - Pues verá, Dr. Archer...¿ ya miró al horizonte, hacia el este?.
 Tomás volvió su vista hacia buscando algo inusual.
 Una estrella, anormalmente grande, brillaba en el firmamento.
 -¡Vaya! ¿Y eso que...? .- se interrumpió.- ¡Una supernova!
 - ¿Que le parece? y aparecio así....- chasqueó los dedos.
 - ¿Desde que horas ?
 - Apareció hoy por la tarde, como a las cuatro, segun me han informado a mi...-
dijo otro de los hombres del grupo.
 Tomás Archer se encontraba facinado con la vista puesta en el cielo.
 -...pero eso no es lo mejor. ¡Pasado mañana se encontrara exactamente al lado del
eclipse!
 
 ... al lado del eclipse...

 La frase se plasmo como fuego en la mente de Tomás.
 Inexplicablemente, comenzo a volver aquella extraña sensación que experimentara
en la regadera el Lunes en la mañana.
 Frio.
 Blanco.
 A Tomás Archer se le crisparon los cabellos de la nuca.
 - ¿Le ocurre algo?.- el primer hombre lo miró, extrañado.
 - ¿Que...?
 - Acaba de palidecer tanto que parece que vio un fantasma, Dr. Archer.
 Tomás se llevó las manos al rostro. Estaba helado.
 - No... no sé que me ocurre. Creo que ya es hora de irme.
 - Esta sudando. - dijó el otro.- ¿No quiere que lo llevemos a la universidad o  a su
casa?
 - No. No es necesarió. Ahi afuera tengo el auto, yo...ya me voy.
 - Como usted guste.- dio por concluido el primero.- no olvide tomarse algo.
 - Si. Lo recordaré. Gracias.
 Tomás Archer salió a grandes zancadas del terreno y no se detuvo hasta llegar al
auto. Ahi dentro se enteró de que estaba temblando.
 Intentó serenarse y aspiró una gran bocanada de aire que dejo salir despues con
una lenta y continua exhalación.
 Repitió el ejercicio.
 Lo repitió dos veces mas...

 -¡Maldita sea!...¿Que  me esta pasando?

11.
 La inquietud de Lidia  habia ido en aumento desde en la mañana.
 Para colmo, en el banco las cuentas no le cuadraron y tuvo que recontar el dinero
de su caja dos veces mas para asegurarse de que todo embonaba. Finalmente todo se
arregló cuando le señalaron un pequeño fajo de billetes a su lado. Se habia olvidado de
contarlos.
 Lidia lanzó un suspiro de tranquilidad.
 - Te sugiero que vayas a tu casa a descansar.- le dijo alguien de sus compañeros.-
No te ves nada bien.-
 Ni siquiera se entero quien.
 Ya en su casa, la intranquilidad de Lidia se habia convertido en una fuerte
ansiedad.
 Sacó de uno de los cajones de la cocina una cajetilla de cigarros y comenzó a
caminar por toda la casa.
 -Debo calmarme...debo calmarme .- encendió un cigarrillo y le dió una fuerte
aspirada  covirtiendola de inmediato en una gran neblina azul. .- ¿Por que demonios estoy
tan nerviosa?
 Intentó escuchar un disco. Intento ver un programa en la televisón. Intentó leer.
 Inutil.
 ¿Que le estaba ocurriendo?
 - El I - Ching.-  pensó en voz alta. Tal vez el I- Ching podria darle una idea de lo
que le ocurria. Se dirigió de inmediato a su cuarto. Dejó el cigarro en un cenicero cercano
y habrió el cajón de su comoda. Tomó de ahí el libro y el cuaderno de apuntes...
 Fue entonces que lo percibió . Se quedo de pie, inmovil
 -Algo falta.
 Lidia miró con atención sus cosas en el interior del cajón.
 No. Todo estaba ahí.
 - No. Algo falta....siento que algo falta
 Removió sus cosas mientras intentaba recordar el objeto que no encontraba.
 Hizo un conteo mental de sus pertenencias: Su ropa interior, medias, el I - Ching,
su libro de apuntes...
 Todo estaba ahí.
 De repente Lidia se sintió extrañamente triste. Era una tristeza depresiva, como la
de quien pierde un ser querido.
 En un desesperado arrebato, Lidia sacó en desorden las cosas de su cajón y las
arrojó en la cama. Comenzó a hacer lo mismo con los demas cajones del mueble. En un
momento, un montón de prendas de vestir se encontraban frente a ella, dispersas.
 Nada.
 No faltaba nada.
 Un repentino sollozo de desconsuelo le alcanzo intempestivamente. Sin saber
porque comenzo a llorar.
 ...¡Soy una tonta! ¡Soy una tonta! ¿Por que estoy llorando así? ¿Por...
 La campanilla de la entrada sonó en ese presiso momento.
 Ding - dong, sonó de nuevo.
 Lidia seco con rapidez las lagrimas de sus ojos e intentó serenarse. Se dirigió a la
puerta de entrada.
 Ding, dong
 - Voy, ya voy...
 Lidia abrió la puerta sin preguntar quien era. Una mala costumbre que podia
costarle un dia un buen susto. Este casi podia ser aquel dia.
 Tras la puerta se encontraba, con sus ojos rojos y la ropa sucia,  Felix Traven.




12.
 Felix Traven se internó solitario por el sendero que el guía le había indicado.
 Acompañado solo por una lampara, una cámara de vídeo y un aparato de
grabación, Traven se dirigió con prisa hacia el lugar del ritual. La noche, como boca de
lobo, se cernía sobre él desde el cenit hasta los linderos del camino, infestados de plantas e
insectos que parecían proferir toda una orquestación de sonidos taladrantes.
 Mientras mas rápido llegara allá, seria mejor.
 No acabando de pensar esto, Felix se encontró frente a un gran circulo de
defoliado.
Ahí, en medio del cerco de flora, se encontraban unos diez hombres reunidos alrededor de
una fogata, y sobre esta hervía, en un pequeño recipiente, un liquido azul brillante
 La Anaka. pensó.
 Los hombres voltearon a verlo. Felix reconoció entre ellos al traductor de la aldea.
 - Vaya. Si que tenían todo preparado para mi visita.
 Uno de los reunidos, el brujo de la aldea, le hizo una señal para que se acercara,
mientras el traductor dejaba un espació a su lado para Felix.  Felix se dirigió a ese lugar.
 Un silencio profundo y reverente parecia impregnar la reunión.
 - Buenas noches tengan  todos ustedes.- dijo Félix y se inclinó levemente a la
comitiva.
 Todos fijaron su vista en él.
 Félix se sintió estúpido, como un novato en estas cuestiones. ¿Que protocolo debía
seguir? ¿Que cosas no debía hacer? Frente a maniquíes inmutables era difícil averiguarlo.
Se sentó en el espacio que le ofrecieron.
 - Hola Juan, .- le dijo al hombre a su izquierda, el traductor.- Diles por favor que
estoy muy agradecido con la invitación que me han hecho para observar sus rituales y que
solicito permiso para grabar algo de lo...
 Juan le señalo silencio levantando la mano y se volvió a verlo.
 - No va a ser necesario que filme nada, Dr. Traven. Los viejos lo han llamado para
algo mucho mas importante...
 Felix  quedo mudo.
 - ...Esta reunión, Dr. Traven se ha hecho por usted.
 Si. eso le habían dicho antes. Felix miró a toda el grupo a su alrededor. Hombres
viejos y hombres  mayores, con el rostro cobrizo cubierto de arrugas y pinturas rituales.
Todos lo miraban fijamente.
 Felix se decidió a hablar.
 - Pues bien, si es así, pídeles, por favor, que me digan en que puedo ayudarles.
 Juan tradujo y el brujo de la aldea dijo algo.
 - Dicen que ellos no necesitan su ayuda , Dr. Traven. Que son ellos los que están
aquí para ayudarlo a usted.
 Felix se inquieto por un instante.
 - ¿A que se refieren con que necesito ayuda.?-
 Juan contesto después de escuchar hablar al brujo. Otro de los reunidos también le
indicó que le dijera algo. Juan se pusó pálido.
 - Esta usted en gran peligro, Dr. Traven. Un demonio lo esta rastreando... a usted
y a sus compañeros.-
 Felix Traven titubeó. Había acudido a una reunión ritual y ahora resultaba que un
demonio los perseguía a él y a la expedición. Era absurdo. Por el momento Felix decidió
seguir la corriente de los acontecimientos.
 - Juan. Pídeles por favor que me expliquen que hicimos la expedición y yo para
que un demonio nos persiga...
 Paso un largo rato desde que el traductor formuló la pregunta hasta que los brujos
acabaron de hablar con él. De ves en cuando, el traductor miraba a Felix con ojos
asustados, cosa que a Felix no le inspiraba nada bueno.
 Juan se volvió directo a él.
 -Los viejos me piden que le explique la situación. Cuando hablan de sus
compañeros no se refieren a los doctores de la expedición...
 - ¿No? ¿Entonces a quienes?
 - A los que viajaron con usted por las regiones fantasma... por el Gran Blanco.
 - No recuerdo haber viajado por ningún lugar llamado el Gran Blanco.
 Juan asintió.
 - Ellos saben eso, Dr. Traven. Saben que usted no puede recordar esos viajes por
las regiones fantasma. Por eso lo trajeron desde su casa hasta aquí. Para hacerlo recordar.
 -Juan, .- Felix sonrió.- Yo estoy aquí porque fui invitado por la expedición.
 - No, Dr. Traven. Los viejos lo trajeron. Lo trajeron porque no quieren que usted
y los demás se disuelvan en la muerte blanca y quieren ayudarlos mientras haya tiempo.
 - ¿Por que hemos de diluirnos en la muerte blanca? ¿Quienes son los demás?
 - Ya le he dicho. Un Demonio anda tras de ustedes, los esta buscando...los viejos
dicen que  se acercaron mucho a él mientras caminaban por el Gran Blanco. Ustedes lo
han visto y el los ha visto a ustedes. No descansara hasta encontrarlos. Por desgracia, Dr.
Traven, usted tampoco se acuerda de sus amigos como tampoco recuerda las regiones
fantasma.
 - Discúlpame, pero no entiendo nada de esto. Diles...
 Juan lo interrumpió.
 - Ellos saben también que usted no lo entendería. Por esa razón quieren que tomé
la Anaka juntó con uno de ellos. Viajará con él al Gran Blanco. Ahí lo entenderá todo...
 Felix volvió su vista hacia la cazuela en el fuego. La Anaka brillaba con hervores
azules mientras despedía una leve neblina del mismo color.
 - No estoy seguro. Les agradezco el que quieran ayudarme pero no se si estoy
preparado para...
 Uno de los viejos dijo algo visiblemente molesto.
 Juan tradujo de inmediato.
 - Dicen que no hay tiempo de explicarle mas. Tengo que hacerle el ofrecimiento
ahora mismo y usted decidir. Deben aprovechar ahora que están todos juntos para que el
demonio no tenga ocación de verlos. Utilizaran sus poderes con ese fin. Ahora es el
momento adecuado pues no se volverá a presentar la oportunidad y a donde ustedes van
es un lugar muy peligroso.
 - ¿Si? .- preguntó Felix con genuina duda. - ¿Y a donde vamos?
 - A lo más profundo del Gran Blanco...


13.
 - ¿Felix?...
 - Buenas noches Lidia.
 Lidia miró a Felix con un rápido e involuntario atisbo de arriba a abajo. Estaba a
todas luces desaseado.
 Felix lo noto de inmediato y se sintió avergonzado de si mismo.
 - Disculpa que venga así...yo...
 - No. - interrumpió ella.- No tienes de que preocuparte...Yo también tengo mis
días malos.
 Lidia le sonrió.
 Felix devolvió la sonrisa.
 - No, de verdad, ...yo solo...tengo que hablar contigo.
 - ¡Pero que desatenta soy! Pasa por favor , Felix. ¿Quieres algo de tomar? ¿Un
refresco, café?
 - No, gracias. Esto será rápido.
 Felix dio un paso al interior y casi pudo sentir la tensión en el ambiente
 Igual que en el supermercado.- pensó.
 Durante unos instantes Felix se mantuvo de pie sin poder decir nada. No sabia
como comenzar. Estaba nervioso.
 No. No estaba nervioso
 Estaba aterrorizado.
 Aterrorizado era la palabra.
 -... ¿Te ocurre algo?.-
 Felix se volvió a verla. ¿Como iría  a tomar todo esto ella?
 - No. No te preocupes, ....- miró hacia la sala y señalo uno de los sillones.-¿Puedo
sentarme, por favor?
 - Si, claro.
 - Gracias.
 Felix se dirigió con rapidez al mueble y se sentó.
 ¿¡Que estoy haciendo!? Este nerviosismo y estos desplantes melodramáticos  no
me ayudaran en nada...de seguro cree que vengo a pedirle dinero prestado para drogas.
 - Te ves algo mal Felix.. Si quieres puedo traerte agua y una pastilla...
 Él vio en  el ofrecimiento  un poco mas de tiempo para calmarse y ordenar sus
ideas. Lo que tenia que decir no era fácil.
 - Si, por favor. Te lo agradecería.
 Lidia se dirigió de inmediato a la cocina.

 Cuando volvió,  Felix estaba sumido en sus pensamientos.
 ¿ A que vino? Conocía a Felix desde hacia ya bastante tiempo - de hecho desde la
Universidad- pero nunca habían sido grandes amigos. Ambos eran colegas, eso si. Colegas
científicos, uno enfocado a la Fármaco- Química y otro a la física.
 - No te había visto desde hacia ya algún tiempo Félix.- dijo mientras le entregaba
una charolita con un vaso de agua y dos aspirinas.- ¿Donde andabas?
 Error. Pregunta comprometedora
 Yo y mi bocota. pensó.
 -Pues...por ahí y por allá...ya sabes.
 Si. Lidia ya lo sabia. De hecho, ¿Quien no lo sabia en toda el lugar?
 Felix puso las pastillas en su boca y paso un gran trago de agua.
 - Gracias.- dijo finalmente.- Creo que eso me ayudara...me siento un poco
enfermo. Pero no es nada grave. De seguro pronto pasara.- Sonrió.
 Lidia tomó asiento en el mueble contiguo.
 - Supe que estuviste saliendo del país por un tiempo...- dijo ella.
 - Si. Fui a varias partes de Africa y Sudamérica. Argentina, Brasil, Bolivia...ahí fue
donde de seguro pesque esta fiebre...pero no te preocupes, no es contagiosa. Es ya un mal
crónico. Lo que hay que pagar por andar de turista, ¿verdad?
 - De cualquier forma pienso que debió ser emocionante. O sea, un viaje es un viaje,
¿no?
 - Si.- afirmó él.
 Pero por supuesto, emocionante no era la palabra correcta. Bien sabia Félix que
no.
  Volvió a tomar un sorbo de agua y dejo a un lado el vaso . Apunto su mirada a
otro lugar de la sala y de nuevo hacia ella.
 - Tengo algo que decirte... algo muy importante. Pero no se como...
 Ella lo miró, extrañada.
 - No te pediré dinero ni nada por el estilo. -Aclaró con rapidez.
 - ¡Por Dios , Felix! No se trata de...
 - No. Permíteme continuar, por favor. Lo que tengo que decirte tal vez te parezca
cosa de locos pero te suplico que primero me escuches...después ya decidirás tu que creer.
Solo te pido que no arrojes  en saco roto esto que debo contarte. Acudo primero a ti
porque te conozco al menos un poco y se que por diversas razones podrás evaluar al
menos lo inverosímil de la situación...Tomás me mandaría a volar a la primera.
 - ¿Tomás? ¿Que tiene que ver él con todo esto?
 - Es una situación en la que estamos implicados los tres. Necesito primero que tu
me creas para poder hablar con él. De otra forma no será posible.
 -¿Cual situación? ¿Que pasa?
 - Es urgente que nos preparemos. Estamos siendo rastreados.
 - ¿Rastreados? ... -Lidia se sintió confusa ante aquella declaración.- ¿Pero por qué
o por quien?
 Felix quedo mudo de repente. Su mente pareció alejarse de si por un momento.
 - En Bolivia tiene un nombre. - dijo directamente.
 - Lo llaman el Nomqua: “El que devora desde lo blanco”...
 
 




14.

 El color Blanco fue entrando a la mente de Félix de una manera gradual, lenta;
como  cuentagotas. Una neblina lechosa cubrió sus ojos mientras se sentía invadir por una
singular somnolencia que hacia ver a los hombres a su alrededor como sombras
diluyéndose en la nada. Cuando menos lo esperaba, cayo en el sueño profundo.
 O al menos así lo creía él...
 “...nada...”
 Ese fue el ultimo pensamiento de Félix antes de entrar.
 

 El arribo fue brusco. Fue como despertar de un sueño profundo sin la
intermediación de una ensoñación.
Los sentidos de Felix se pusieron alerta de inmediato y esté abrió los ojos.

 Frente a él, una inmaculada inmensidad nívea se extendía hacia todos lados, tan
profunda y penetrante, que parecía querer escurrirse por la vista para invadir su mente y
sus pensamientos.
Felix se atemorizó. Una extraña sensación parecida al vértigo lo asaltó de inmediato . Con
desesperación intentó moverse y aferrarse de algo para no caer, pero a su alrededor nada
había. No había arriba. No había abajo. No había a los lados.
Era como un inmenso limbo.
Felix gritó pero ningún sonido fue emitido de su garganta. Incluso en sus pensamientos el
grito fue mudo.
 -¡Debo calmarme!.- pensó, pero incluso estos pensamientos le costaban trabajo.
Eran vagos y lejanos. Solo una sensación de desesperación permanecía ahí con él. - Es el
efecto de la droga, solamente...debo calmarme.
 Su sentido de la orientación se encontraba totalmente derrumbado. Otros mas
estaban prácticamente muertos, excepto el de la vista. Podía ver su cuerpo y eso ya era
ganancia pues si movía un brazo ni siquiera era capaz de captar con su mente el
movimiento. Perdía el control. Intentó tocarse la cara con las manos y en ese lapso, estas
parecieron recorrer kilómetros. De haber percibido algo, Felix hubiera sentido un buen
golpe en la cara. Era como estar en gravedad cero con los sentidos en cero también.
 Felix se desesperó. Sin poder evitarlo, sollozó como un niño . Necesitaba sentir
algo, sentir movimiento. Todo aquello era muy similar  a una de esas pesadillas lucidas que
lo asaltaban de ves en cuando; aquellas que lo mantenían paralizado y duro, incapaz de
poder mover siquiera un dedo, sumido en un sueño negro y profundo, pero con su
conciencia conectada a un mundo semiconfuso, mitad ensoñación, mitad realidad.
  La primera sensación llegó con el contacto de una mano en su hombro.
 Felix se sobresaltó. Esta ves, gracias a Dios, si pudo sentirlo.
 A su lado se encontraba uno de los brujos de la reunión.
 “...No se asuste...”
 Algo que no era una voz se formó en la mente de Felix. No era voz pues no usaba
palabras. Era mas bien...como una percepción.
 -...¿Como...como puedo...? ¡No me puedo mover! ¡¿Que me hicieron?!
Esta vez, los pensamientos de Felix aparecieron fluidos y directos, no empañados por esa
neblina blanca de la primera vez. Lo notó.
 “...No tenemos mucho tiempo. Concéntrese y aprenda a través de mi. Ahora se
encuentra en el lugar fantasma. Mas allá esta el Gran Blanco... ahí es a donde
vamos...”
 El indio señalo hacia una parte indefinida en lo infinito.
 - ¡¿Mas allá esta el Gran Blanco?!...-Félix no pudo evitar una risita histerica.-¿y
esto que le parece que es?  ¿El Gran semi-blanco?
 - Allá es diferente. Allá no solo lo verá. Lo sentirá. Ahora debe hacer lo que yo le
diga. Yo caminare y también podrá hacerlo usted. Sígame.
 - N-no..-titubeo Felix.- Esto es solo un efecto de la droga...debo recordarlo...debo
recordarlo bien...
 El hombre caminó con firmeza y seguridad sobre la nada. Felix sintió su
movimiento y casi sin quererlo se vio siguiendolo por aquel lugar. Podía percibir que algo
pisaba, una superficie lisa y dura que no podía ver, o que si ahí estaba se confundía con la
tonalidad del paisaje.
 Extrañamente todos sus malestares se habían controlado y lo que ahora lo invadía
era una extraña curiosidad sobre la situación y una rara sensación de extrema realidad que
lo envolvía todo.
 -Es como un sueño muy vívido.- pensó.
 - No lo es, -  percibió Felix dentro de sí. El hombre frente a él se detuvo.-  pero los
lugares del sueño también son entradas para este lugar si se sabe por donde caminar.
Los sueños y los recuerdos...pronto lo sabrá.
 El hombre reanudo su camino y Felix lo siguió.
 La caminata continuó lo que a Felix parecieron horas, sin embargo, el agotamiento
no parecían presentarse en él. Solo un extraño estado de semi-sueño que a veces
amenazaba con sumirlo en al totalidad del blanco. Cuando eso ocurría, las palabras sin voz
del su guía lo retiraban del letargo.
 -Debe permanecer despierto. Debemos permanecer despiertos. Usted tiene que
cuidarme a mi y  yo a usted... no debe sorprendernos el blanco o permaneceremos aquí
atrapados por siempre.
 ¡Pero ya estamos en el blanco!
 No este blanco.- el hombre señalo a su alrededor y después apunto con un dedo a
su propia cabeza.- El blanco de “aquí” es el peligroso. No permita que el blanco entre,
pues si lo logra usted ya no podrá salir. Yo se caminar en las zonas fantasmas. . Yo estoy
aquí para que el blanco no se lo trague por dentro pero usted debe poner atención y
obedecerme.
 Felix intentó mantenerse alerta, sin embargo su mente se deslizaba continuamente
al sopor níveo del mundo blanco. No era difícil que eso pasara y de hecho no parecía
haber diferencia entre el extraño mundo en el que caminaba y al que iba a parar después de
descuidarse.
 Fue en uno de esos momentos cuando  se encontró parado frente a una casa
construida sobre una verde colina.
 Se asustó. ¿Podria ser esto otro de los efectos de la droga?
 Un viento suave de atardecer movió tranquilamente sus cabellos mientras él
observaba el paisaje.
 - Pero que tonto soy... Esta es mi casa.
 - !Felix¡ !Felix¡ - Los gritos y el sonido de un claxón lo sorprendieron.-¡Muevete
hombre... la conferencia!
 Felix miró hacia atras. Dino Clashman lo esperaba en el descapotable.
 La...¿que?
 ¡Oh si, la conferencia!
 Felix despertó de golpe. Habia estado muy raro desde que consumia esos
psicotrópicos que le proporcionaba Frankie Novoa. Simplemente su mente volaba.
Corrió hacia el auto y entró en él.
 -¿Por que diablos te tardaste tanto? ¡El salon ya debe estar lleno de invitados y tu
aqui!...Momento. ¿Traes lo que vas a leer, no es asi?
 -Si.
 - ¿De verdad? Yo no veo nada.
 Felix sacó de su saco una hoja arrugada y se la mostró.
 - ¡¿Que?!  ¡¿Eso es tu conferencia?!
 Dino estaba verdaderamente molesto.
 - No recordaba lo de hoy.- Felix se sentió avergonzado, verdaderamente
avergonzado...-  Lo siento, no volvera a pasar. Y no te procupes por la conferencia ,  la se
de memoria.
 Fin de la conversación.Ambos mantuvieron silencio durante un buen trecho de la
carretera.
 Dino fue el primero en romperlo.
 - ¡Sabes que Felix? Te estas acabando....- dijó.
 - ¿Perdón?
 - Te estas acabando... Esas drogas te estan acabando, ¿Que no te das cuenta de
eso?
 Felix no encontró que decir.
 - ¡Maldita sea, eso casi termina con tu carrera! ¿Sabes que tienes la peor
reputación dentro del círculo?
 - Mis libros se venden bien.-Felix  intentó defenderse en un hilo de voz.
 - ¡A la fregada tus libros! Prontó ya nadie va a querer comprarlos...
 - Mis libros nada tienen que ver conmigo y con mi vida. Son de ciencia...en nada
afecta.
 - ..eres toda una celebridad, eso si, pero en los ambientes yonkies. Eres su gurú:
ciencia y droga. ¿Recuerdas el numerito que armaste la conferencia pasada?
 Felix emitío un leve sollozo
 -... ¿desde hace cuanto no te paras en un laboratorio? y aunque quisieras...ya debes
tener el cerebro como queso grullere. ¡Vete a ti mismo por favor! Eres una piltrafa
humana. Tus ojos se la pasan inyectados de rojo... ¿quien te va invitar a que pongas un pie
en un laboratorio?
 Felix comenzó a llorar con angustia. Lloraba como un niño. Se cubrio los ojos con
las manos.
 - ¿Quien te vende la droga?
 Felix movió la cabeza en una negación desesperada.
 - Es ese idiota de Frankie, ¿verdad?. Pues hizo su “agosto” contigo... Mañana lo
voy a buscar.
 - No Dino...por favor no. No lo voy a volver a hacer... te lo juro, ya no.
 - ¿Que es lo que no volvera a hacer, doctor Traven?.- Lidia Sanchez encendió un
cigarrillo y se lo llevo a los labios. Felix separo las manos de su rostro. La vio a un lado de
él, acomodada en uno de los  asientos del avion. Por un momento se sintió desubicado.
 - ¿Que? ¿Perdón?
 - Vaya...esta llorando. Dr. Traven ¿se siente mal?
 - No.- dijo él mientras volvia a retomar el hilo de la conversación. - Debe ser la
altura. O debe ser el hecho de lo que estamos a punto de perder...- Felix dibujo en su
rostro una triste sonrisa.
 - ¿Cree usted que haya forma de salvarlo?
 - No lo se, Lidia. Pero pondremos todo nuestro empeño en intentarlo.
 Una joven azafata apareció a lado de ambos en el pasillo del  avión. Un avión con
solo dos pasajeros.
 - Disculpe, Dr. Traven, pero ya vamos a aterrizar. Señorita Sanchez. Les colocaré
los cinturones, si gustan.
 Lidia y Felix permitieron que la joven acomodara sus respectivos cinturones y se
prepararon a aterrizar.  Lidia apagó su inacabado cigarro en el cenicero.
 El avión tomó una fuerte inclinación hacia la derecha y Felix pudo ver por su
ventanilla las luces de la ciudad.
 - Aquel de allá es el edificio. -Le sañaló Lidia.- Ahí lo tenemos.
 - Si. Ahi esta.- Asintió Felix como en sueños.- Ahí esta.
 

 Una limusina los dejo frente a la puerta de cristal del gigantesco edificio. Entraron
seguidos por un grupo de hombres de seguridad y se dirigieron al elevador panoramico.
Lidia presiono el boton del piso 18.
 Durante unos segundos Felix pudo ver el paisaje de la ciudad nocturna desde su
lugar en el acensor. Nunca ningun paisaje fue tan triste como el de la ciudad esa noche.
 -Por aqui, por favor, Dr. Traven.
 Felix se volvió y salió del elevador seguido de Lidia Sanchez y el grupo de dos
guardias. Camino rapidó  por entre las paredes y el suelo alfombrado de un largo pasillo.
Al final, ya lo esperaban dos hombres con batas azules. Habia una más. Para él.
 - Dr. Traven, gracias a Dios.- dijó uno de ellos .- Su maletin, por favor.
 Felix se la entregó y tomo de las manos del otro medico (eso debian ser) la bata
azul. Se la colocó.
 -¿Como se encuentrá?.- preguntó.
 - Su fotaleza va deteriorandose por momentos. Pero a aguantado. Es fuerte y se ve
que no quiere morir.
 Los guardias habrieron unas segundas puertas de acceso y Todos entraron a un
salon grande y aceptico iluminado por tenues luces tambien azules. En medio de la camara
habia una especie de domo de cristal del tamaño de un cuarto pequeño. Felix se dirigió
con prisa hasta alla.
 Ahí, en medio del domo, hechado sobre una mesa de superficie metalica se
encontraba lo que habia ido a salvar.
 Un perrito blanco y peludo, obviamente de la calle, se encontraba tendido y
conectado a una serie de tubos y maquinas. Respiraba con dificultad.
 No era un perro cualquiera. Eso Felix lo sabia bien.
 Era el último.
 El último perro vivo sobre toda la faz del planeta.
 Y ahora se estaba muriendo.
 Felix iba a pedir algo pero se detuvo al ver que los medicos del lugar se habian
adelantado a sus deseos. Le entregaron de inmediato una serie de estudios sobre una tabla.
 Felix no tardo en darles a todos ellos un vistazo.
 - Quiero entrar.- dijó
 Uno de los medicos hizo una señal y hubo un gran movimiento organizado de todo
el personal . De algun lugar en las paredes obtuvieron dos trajes hermeticos con casco de
cristal y los prepararon para que fueran rapidamente ocupados. Felix camino con rapidez a
uno de ellos y rapidamente entró en él, ayudado por dos gentes de la sala. El otro traje lo
ocupó otro de los doctores. Cuando estuvieron listos se dirigieron a la antecamara de
descontaminación.
 El proceso duró solo unos segundos y una puerta pequeña se dezliso frente a ellos
permitiendoles el acceso al domo.
 Ambos se dirigieron al animal tendido en la mesa.

 Los ojos del perro estaban fijos en la nada. Veian directos y vidriosos hacia algun
lugar del salón. Lo unico que indicaba que estaba vivo era su estomago subiendo y
bajando por la respiración.
 Se veia tremendamente indefenso. Tremendamente pequeño... tremendamente
triste.
 - Hola muchacho.- le dijó Felix mientras acercaba una de sus manos para
acariciarle tranquilamente la cabeza- Vengo a ayudarte. Prontó vas a salir de aqui.
 Era un perro lindo. De eso no habia duda. Peludo y blanco. Su cara, mofetuda,
inspiraba la simpatia más encantadora del universo.
 Felix le sonrió.
 - ¿Donde tienen todo el instrumental?- preguntó.
 El acompañante de Felix señalo hacia un lugar tras de él.
  Volvió su atención hacia una pequeña caja metalica sostenida por un carrito.
 Ni siquiera tuvo oportunidad de estudiarlo bien.
 Una roja luz de alarma, y un sonido grave y taladrante dentro de los cascos
hicieron que ambos se sobresaltaran.
 - ...¡¿Pero que...?!
 - Doctor. ¡El perro tiene un paró cardiaco!.
 Dentro del casco de Felix, una serie de cifras y graficos se plazamaron con rapidez
informando el estado del animal. Frente a sus ojos, una linea quebrada se transformó de
inmediato en otra, larga y  plana.
 El perro se convulsionó.
 - ¡No, maldita sea! ¡Rapido, una dosis de adrenalina y el resucitador!...¡Ahora!
 Felix comenzó a hacer masaje en el pecho del animal con firmeza. Mientras lo
hacia, se enteró de que su espalda estaba fria como tempano y de que estaba comenzando
a sudar. Las piernas le temblaban.
 El otro hombre en el traje, le aplicó una inyección al perro.
 -¡El resucitador , por el amor de Dios!, -suplico Felix.
 Inmediatamente se colocaron en el pecho del perro dos pequeñas placas.
 - Informe de la situación actual en casco, por favor.- Pidió Felix, apurado.
 Los graficos reaparecieron con nuevos datos. No eran nada optimistas.
 - Nada. - dijo, el otro medico.
 El resucitador dio sus golpeteos programados.
 Uno.
 Dos.
 Tres.
 - Otra dosis. Menor que la anterior. - Exigió Felix.
 - Pero...
 - ¡Otra dosis!
 Una nueva inyección fue aplicada, pero ya nadie necesito ver ningun dato del
ordenador.
 Un silencio sepulcral, casi alegórico, se asentó en la sala.
 Todos, todos quedaron inmoviles, como apresados en una fracción de tiempo, con
los ojos fijos en el animal frio y muerto sobre la mesa.
 Felix, lentamente elevó las manos hacia su casco y lo desconecto del traje.
 El silvante chasquido del oxigeno fue lo unico que se oyó por unos segundos.
 Con lentitud, Felix se quitó tambien un guante y con su mano desnuda dio un
cariño de despedida al último de los que habian sido alguna vez los mejores amigos del
hombre.
 Alguien, en algun lugar de la sala, no pudo evitar un sollozo.
 Algo del genero humano se iba tambien con este perro.
 - Dios.- penso.- Tan pequeño. Tan peludo...
 Y tan blanco.
 Si, ahora que podia verlo mejor, podia ver tambien lo blanco de su pelo. Aun
detras del gel colocado en algunas zonas y  de las coloraciones de algunos quimicos
aplicados en el laboratorio podia ver -persivir, sentir - lo blanco de su pelo.
 Sus ojos quedaron fijos en el blanco y comenzaron a llenarse de lagrimas.
 - Ni siquiera tuve tiempo para hacer nada ...
 El blanco se hizo mas intenso.
 -Nadie de nosotros pudo hacer nada...
 Más total.
 -...nada...
 Felix Traven se encontró flotando en medio de la blancura.
 Ya no era la sala azul. Era un gigantesco limbo.
 Se sobresaltó. Intentó reaccionar pero una especie de ingravidez “pesada” le
impidio moverse. En unos instantes se aterrorizo por completo.
 - ¡Dios, oh  dios, que esta pasan...!
 Una mano firme y cobriza se poso sobré su hombro. Un hombre con cara de indio
sudamericano pareció formarse frente a él.
 - Calma. Tenga calma.- le dijo a Felix una voz sin palabras.
 Entonces, como quien acaba de volver de una pesadilla, recordó. Todo comenzó a
embonar poco a poco, a ajustarse. Los recuerdos de un salon y de hombres de bata azul
comenzaron a volverse niebla en su memoria. Solo quedo fija la imagen de un perro
blanco y peludo, muerto sobre una lisa plancha metalica.
 Miró a su alrrededor. Aun estaba en medio de ese mundo blanco y temblaba. Sin
embargo ya podia sentir y sentirse. Eso era una ventaja.
 Reconoció al hombre frente a él.
 - ¿Que...que...que me paso?
 - Eso ocurre cuando se aproxima uno al Gran Blanco.- dijó el hombre.-  al lugar
donde se une la telaraña del Nomqua. Vienen a nosotros los otros “yo”.
 - ¿Los...los otros “yo”? ¿Que demonios es eso? ¿Que me pasó? No importa...Ya
quiero salir. quiero irme.
 - No ahora. Tiene que ver. Tiene que saber.
 - No quiero...¡no me interesa saber nada!
 - Usted y sus compañeros se encuentra de por medio. Solo usted puede intentar
hacer algo por ayudarlos. Si no lo hace desapareceran en lo blanco y Nomqua los
devorara. Camine conmigo, pronto llegaremos,... entonces podra verlo y saberlo todo.
 - ¿Es acaso tan importante?...¡Oh, Dios...esto es insoportable, me duelen mis
ojos de tanto ver blanco y mi mente se diluye como si fuera agua!
 - Caminaré. Usted caminara conmigo...- ordenó .-
 -...Y si llegan mas recuerdos yo estare preparado para espantarlos.


 
Felix Traven y su guia caminaron por lo que parecieron mil horas mas.
 Fue entonces cuando el segundo se detuvo e hizo una seña de alto a Felix. Miró a
los alrrededores con atención
 - ¿Que ocurre?.- Pensó Felix. El hombre la hizo un rapido ademan de silencio. Se
volvio a verlo.
 - El Nomqua.- dijo.
 Se veia cuteloso. Tenso.
 Felix se inquietó.
 - ¿Que pasa con él?
 - Estamos ya muy cerca y no lo habiamos notado...
 Felix no se atrevió  a moverse.
 - ¿Como es?, ¿Como es el Nomqua?.- preguntó en pensamientos.
 El hombre, tajante, volvió a indicarle silencio. Señalo hacia un punto en la
distancia.
 Por unos instantes Felix no pudo ver nada, pero entonces lo percibio.
 Ahí, en frente y lejano se alzaba una figura blanca tambien. No podia precisar su
tamaño o distancia, no habia referencias faciles para eso. Sin embargo, por una extraña
razón , “sintió” que eso era enorme. Y sintió tambien que era bestial.
 - Nomqua.-  dijó el guia en pensamientos que parecian susurros.- aletargado en el
centro de su telaraña de mundos. El, desde ahi, puede verlo todo, saberlo todo, llegar a
todos...
 La atención de Felix estaba clavada en la cosa en la distancia.
 - ¿Eso significa que nos puede ver?
 - No. Estamos cubiertos por la magia de los nuestros. Con este hechizo no podra
vernos. Ahora es el momento de acercarnos a él.
 Una sobrecogimiento casi electrico hizo presa de Felix. ¿Acercarse a aquello?
 - ¡No! ¡usted debe estar loco!
 - Tiene que ver lo que debemos enseñarle...
 Felix comenzó a sentir un temor más aprensivo que el de enfrentarse por primera
vez a lo blanco.
 - No. No iré.
 - Caminare y usted me seguira.
 Ahora, en medio de todo aquello que llamaban el Gran Blanco, Felix Traven sabia
que  era real...no era efecto de ninguna droga. Podia sentirlo, olerlo.  Ahora era una
certeza.
 El guia comenzó a caminar.
 - ¡No, por el amor de Dios!
 Felix dió tambien el primer paso.
 Comenzó a sudar. Frente a él, una extraño vapor , blanco tambien, se desprendia
de alguna parte. De alguan manera que Felix no podia entender, este vapor podia verse. El
guia y Felix entraron en la neblina.
 - Detengase, por favor.- Felix suplicó.
 El guia continuó, impasible.
 Algo, como leve una vibración respiratoria comenzó a invadir el lugar.  Paso tras
paso esta se hacia cada vez mas potente, mas penetrante. El vapor blanco se interponia
entre Felix y el guia haciendo que este desapareciera por momentos. El ambiente se
tornaba mas y mas tensionante por momentos.
 Una sensación extraña, como el de que profana algo oculto y pagano a la vez se
hacia presente en la mente de Felix. La blancura de ese lugar era ya sorprendente. No
habia visto algo tan blanco nunca.
 Sin embargo sentia que era un color perverso, abyecto... y extrañamente conciente.
 Era como caminar dentro de la mente de alguien.
 Una mente sin pensamientos, sin memorias, tan antigua como el universo.
Solitaria, enjaulada...
 Felix se detuvo. Frente a él el guia con su ademan de silenció le señalo hacia arriba
con lentitud. Sintió que se le crispaban los nervios. El guia queria que mirara hacia arriba.
Una oleada de pavor le subio por las piernas y le detuvo la respiración.
 El hombre insistió.
 Felix elevó su vista.
 Sobre él, monstruoso, gigantesco como una gran montaña se alzaba el Nomqua.
 No tenia forma definida, solo era un masa enorme donde se  retorcian millones de
otras pequeñas figuras parecidas a tentaculos de una anemona, meciendose como llevadas
por un viento invisible en la nada de aquel lugar.
 Perceptibles por algun extraño mecanismo, Felix pudo “ver” que alrrededor de
todo aquello se proyectaban hacia el lejano espacio blanco, incontables e infinitos, una
singular clase de “hilos” (Felix no podia percivirlos de otra manera) que se unian unos con
otros conformado una maraña que mas parecia una red grotesca.
 Los ojos de felix quedaron fijos en una de esas estructuras...

 - Aqui esta su nota señor Traven y que tenga un buen día.
 Felix se encontró, por un momentó, desubicado.
 - ¿Que?, ¿perdón?
 - Su nota.- Frente a él una guapa y joven camarera le entrego una papel amarillo.
Felix inmediatamente reaccionó.
 - Vaya, no se en que ando pensando, - le devolvio la sonrisa. y  volvio su atención
hacia otro lado en la mesa.- ¿No quieres nada mas, Karina?
 Su hija de seis años trago un pedazo mas de nieve de chocolate.
 - Nop.
 - ¿Segura?
 - Sip.

 Una fuerte efecto, parecido al de una bofetada, hizo que Felix Traven se
encontrara sorpresivamente rodeado de una neblina blanca. La desubicación fue tremenda
 La cosa que llamaban el Nomqua habia dado un espasmodico movimiento y una
sección de aquellos “hilos” se vió cortada del cuerpo de la cosa. Dentro de aquella sección
se encontraba el “hilo” donde Felix habia fijado su vista. La conciencia llego de golpe a su
mente.
 Felix sentia que su cabeza le vibraba a mil por hora. Las imagenes de un restaurant,
una mesera y una niña comenzaron a borrarse de su memoria. Extrañamente, Felix sintió
que debia impedir que la imagen de la niña se borrara. Afianzó la imagen de aquella niña
en su cabeza, no debia de olvidarla pues si lo hacia....
 ... ¡Desaparecera!...
 La certeza de aquella revelación le hizo comprenderlo todo de inmediato.
 El guia apareció sorpresivamnte por detras de él.
 - No debe ver fijamente ninguna parte de la telaraña. Él sabe cuando eso ocurre
y destruye los mundos. Nadie debe interferir con el. Por eso nos odia. Venga, debemos
alejarnos ahora lo mas rapido posible.
 Felix, anonadadó se dejo arrastrar por el guia.
 El hombre comenzo a correr con felix tomado de su mano. estaba aterrorizado.
 - ¿Por que corremos?, -gritó Felix con su mente- ¿que ocurre?
 - ¡Ya sabe que algo esta aqui!  ¡Tenemos que alejarnos del Gran Blanco
inmediatamente!
 Felix no espero que le dieran mas razones, se soltó del hombre y comenzó a correr
tan rapido como podia. Sin embargo, enmedio de aquel paisaje etereo no parecia avanzar.
Volvio su vista hacia el Nomqua y en el momento en que penetraba de nuevo a la espesa
niebla, pudo ver como del cuerpo de la criatura se elevaban millones de aquellas cosas que
le habian parecido pelos, como parvadas de gusanos flotantes.
 Ahora supo que venia tras él.
 Mas aterrorizado que nunca Felix corrió tras su guia. Un extraño sonido, antes
imperceptible , se hacia cada vez mas fuerte. Descubrió que era el sonido de su corazón
palpitando como loco.
 Algo solido se atravezo a los pies de Felix. Este cayó. Frente a él se encontraban
cuatro extraños trajes, parecidos a los de un astronauta, tirados en el suelo.
 Por un momento quedo anonadado por la sorpresa.
 Entonces y aun a sabiendas del peligro que lo asechaba decidió asomarse al interior
de uno. Gateó hacia uno de ellos e intento mirar tras el cristal polarizado, pero fue
imposible. Decidio quitarle el casco.
 Felix saltó hacia atras con asco. El rostro del que estaba en el interior estaba
repleto de pequeños gusanos blancos que se retorcian sobre él. De hecho, y hasta ahora se
estaba dando cuenta de ello, el mismo suelo estaba plagado de esos asquerosos
bichos...eran tan blancos que se confundian con el lugar.
 Felix sintió el deseo de correr de nuevo, pero ahora, una evocación rara y potente
lo obligo a acercarse de nuevo y a quitarle del rostro a aquel nido de lombrices.
 Felix lo hizo y cuando vio lo habia tras los gusanos, no pudo evitar gritar.
 El hombre en el traje era él.
 


 Felix volvio en si en medio de un largo y potente grito de horror. Sobre  él, los
brujos de la aldea hacian un circulo cerrado intentando contenerlo y calmarlo pero Felix
estaba nublado por el miedo. Gritaba como enloquecido. Fue entonces cuando, al verlos a
todos ahi, comprendió que ya estaba afuera. Ya no habia mas Gran Blanco. Si hubiera
podido verse en un espejo se sorprendería de ver como sus ojos casi saltaban de sus
orbitas.
 Y casi lo hicieron cuando se dio cuenta de lo habia venido con él.
 Algo frio, humedo y viscoso cubria totalmente su cuerpo.
 Era algo que se movia.
 Quedo estatico, paralizado, pero con toda su fuerza de voluntad se obligó a
levantrar frente a si una de las manos.
 Y ahi estaban.
 Una repugnante masa de pequeños gusanos blancos se retorció frente a su ojos y
uno, del tamaño de su mismo puño, habrio una boca negra y desdentada en lo que pareció
una burlesca mueca,  profunda como un pozo.
 El horror se transformó entonces, para Felix Traven, en un penetrante e histerico
chillido que se  elevó cada ves más y más alto en el oscuro y diafano aire de la noche
tropical de Bolivia.


15.

 Tomás Archer se levantó de uno de los asientos de su sala y miró, acompañado de
una sonrisa cínica, a sus dos visitantes.
 Frente a él una transtornada Lidia y un cada vez mas palido y abatido Felix Traven
lo miraron, impotentes.
 Tomás la señalo a ella.
 - No puedo creer que te tragues semejante cuento. - dijo, mientras dejaba su
whisky de lado.
 - Por favor,  Archer...- Felix, suplicó. - Creame. Lo que le digo es verdad.
Necesito explicarlo...
 Felix Traven se encontraba peor de como habia llegado a casa de Lidia. Y no era
para menos. Habian pasado ya treinta minutos sin que hubiese probado la droga. Era un
verdadero suplicio. Pequeños y continuos temblores lo aquejaban a cada instante y su
rostro, casi como de muerto, estaba repleto de aperladas gotas de sudor.
 Comenzo a sentir nauseas.
 - A ver, Traven... ¿Que quiere que le crea? ¿Que caminó por un lugar blanco con
una cosa como anemona que nos persigue a usted y a nosotros?...
 - Por el amor de Dios, Tomás...escucha lo que tiene que decirte.
 Tomás se volvió hacia ella.
 - ¡...y vete a ti!, vienes aterrorizada, temblando! En verdad que no puedo creerlo...
Tanto I- Ching te ha hecho daño.
 - Y tu vienes mas sarcastico que de costumbre... ¡por primera vez en tu vida
intenta no ser tan cerrado!
 - Ajá. De todas formas,  no entiendo es que lo  tiene que ver todo esto con
nosotros.
 - Eso es lo que intento explicar...
 - Por favor, Tómas...
 Tomás  los miró por un instante y , cediendo, se sentó de mala gana.
 - Mas vale que valga la pena.
 Felix  sacó de su camisa unas fotografias y las coloco en la mesita de centro.
 Eran tres.
 - Véalas. - le dijo a Tomás.
 Este las tomó de la mesa.
 Una de ellas era una fotografia de Lidia. Estaba tomada de cuerpo completo y ella
se encontraba sonriente, de pie frente a la puerta de su casa. Llevaba un vestido verde
claro, muy primaveral, por cierto. Lo conocia bien pues Raquel se lo habia comprado.
La segunda fotografia era de él. Lo mostraba sonriente y entrando a su auto dodge azul.
Un auto que ya no tenia. El traje que traia puesto no lo recordaba.
 Tomás miro molesto a Felix Traven.
 - ¿Por que tiene usted una foto mia?
 - Por favor, vea la siguiente.- señalo.
 La ultima era una imagen de Lu...
 No.
 Por un momentó Tomás creyó reconocer al hombre que mostraba el retrato. De
hecho la sensación de reconocimiento habia sido casi total, pero  esta despareció de
inmediato. Extrañamente, con el hombre de la fotografía vino a su mente el recuerdo de la
podadora
 - Es el Teniente Luis Kapiskin.- dijó Felix.
 - No lo conosco.- dijo Tomás, mientras dejaba las fotografías en la mesa.
 - Si lo conoce,- aseguró Felix.-  pero no lo recuerda.
 - No. No lo conosco. En mi vida lo he visto.
 - Tome el retrato otra vez. ¿Reconoce la casa que esta tras él?
 Tomás volvió a ver la imagen, esta vez de lejos. No le fue dificil reconocer la casa.
 - Es la casa de Angel, nuestro vecino...¿Y?
 - Esa era la casa del teniente Luis Kapiskin hace apenas tres dias. Y me refiero a
que vivia ahi. De hecho era bastante buen amigo de usted.
 - ¿Que tonteria esta diciendo? Angel y Lorena han vivido ahi desde mucho antes
que Lidia, usted o yo vinieramos a parar aqui.  Ademas, le repito, nunca en mi vida he
visto a este hombre...mucho menos podria ser  amigo de él.
 Tomás se levantó con enfado para dirigirse a la cocina. Felix se levantó tas él y lo
detuvo de un brazo.
 - ¿De verdad no hay en usted ni una pizca de reconocimento? .- Felix lo miro
fijamente a los ojos.- ¿No sintió nada especial al ver la fotografía?
 - No, nada.- Tomás mintió.
 - No es verdad. Observaste la imagen con mucha atención.- interrumpió Lidia.- Te
conzco...
  - No senti nada, ya les dije.  ¿Porque habria de mentir?.- Tomás dirigió una mirada
fria a la mano aprisionadora de Felix  y este lo solto como si hubiera sido un perro
apaleado.
 - Por el amor de Dios, Tomás...
 - Escucheme bien, Archer. No le estoy mintiendo.
 - Digame exactamente a lo que quiere llegar y acabemos con esto. - señaló
finalmente Tomás, fastidiado.
 - Muy bien. La cosa de la que le hable, el Nomqua, esta modificando nuestra
realidad, o mejor dicho, la esta anulando. Nos esta persiguiendo a nosotros tres al igual
que lo hizo con Kapinski.
 - ¿No me diga? ¿Y por que razón su Nomqua me esta persiguiendo a mi? Yo no
fui con usted a Bolivia...
 - Asi es...pero usted formó parte de una expedición al Gran Blanco. Una
expedición diferente...
 - ¡Que estupideces esta diciendo...!
 - ...usted tomó parte en ella, asi como Lidia, Kapinski y yo ...Solo que la
expedición no partió de aqui . ¿Me entiende? No partió desde esta realidad...
 La declaración conviertió el rostro de Tomás Archer en el mas vivo retrato de la
sorpresa. No pareció atinar a decir nada. Hasta...
 - ¿Sabe que, señor Traven? - Tomás habló con calma, con el tono de quien no
quiere seguir una platica inutil.- He pasado un dia dificil en verdad y no tengo tiempo ni
animos para escuchar sus  historias de viajes alucinogenos.- Se volvió hacia Lidia. - ¿Sabes
de donde saco su cuento de los gusanos? ¿No lo sabes? Pues bien, su jardin esta infestado
de ellos, igual que el mio, el tuyo y el de Ángel...
 Felix Traven dió un respingo.
 - ¿Como dice?
 - ...son unas cosas asi de grandes y parecidas a orugas...¿vienen a caso de la
dimensión desconocida? ¡Claro que no! Es una simple plaga que nuestro amigo debe haber
visto cuando estaba en uno de sus viajes...
 - ¿Desde cuando estan en el jardín?.- Interrumpió Felix Traven. Ahora se veia tan
asustado como Lidia.
 - ¿Puedes dejar por un momento de ser tan puñeteramente cínico?- Lidia miró con
ojos de leona a Tomás. Este sin darle importancia al asunto se volvió hacia Traven.
 -¿ Sabe que le recomiendo,Traven?...vayase a su casa y descanse. Mañana por la
mañana ya no habra monstruo, ni lugar blanco ni nada que lo moleste; ya lo verá.
 Tomás llevó un nuevo trago de Whisky a su garganta.
 Felix se quedo estaticó, frió como hielo, frente a Tomás.
 -¡Idiota!, -gritó e intempestivamente, se le hecho encima..- ¡Esto no es un juego!-
 Lo tomó por los bordes de su chaqueta y lo levantó con una fuerza inaudita. El
vaso de whisky cayó de la manó de Tomás y todo su contenido se derramó en la
alfombra.-
 -¡... y eso es presisamente lo que busco evitar...que mañana ya no haya monstruo ,
ni lugar blanco, ni usted, ni Lidia, ni yo, ni nada! ¡Contesteme...! ¿desde cuando estan esos
gusanos en el jardín?
 Tomás, sujeto por sorpresa, no atino a nada mas que a contestar.
 - ¡No lo se! Mas de dos días...
 Felix se le quedo viendo.
 - ...¡Más de dos dias!...- se dijó. Soltó a Tomás.
 Lidia, sorprendida tambien por aquel el arrebato , se acerco cautelosa a lado de
Tomás y lo tomó de la mano para hacelo dar unos pasos hacia atras.
 - ¡Santo Dios...!- Felix murmuró para si mismo. Se dirigió a Tomás y a Lidia.-
Señor Archer, le pido mil disculpas, yo...-
 Una inesperado ataque de vomito subió por el esofago de Felix Traven y brinco
hasta la alfombra. Intentó contener lo demas que venia, tapando su boca con las manos.
 - ¡ El baño, por favor...!.- logró pedir entre estertores.
 Tomás , aun anonadado, le señalo hacia un lugar.
 Felix corrió en esa dirección.
 Un portazo y un sonido asqueroso y fuerte pasaron a ser, momentanemente, un
descanso en medio de la discución.
 
 
 

===========================================================16.
 
 ...Cuando Felix Traven vio en el cadaver que tenia en frente, cubierto de esas
larvas blancas y pequeñas, pudo recordarlo todo. Pudo recordar el salon de privación
sensorial desde donde los lanzaron, desde donde se doblaban las estructuras del tiempo y
la realidad. Pudo recordar el largo camino que recorrieron y la sorpresa de verse todos
ellos frente al Nomqua, aquella criataura gigantesca como una montaña.
 Recordó tambien  la primera impresión de verse ahí, dentro de el gran blanco,
sumido en el interior de esos trajes arrugados y tras los cristales del casco de información.
 En esos recuerdos podia   ver  su lado al el Dr. Tomás Archer, la Dra. Lidia Perez
y el Teniente Luis Kapinski sorprendidos y anonadados. Todos vestidos igual que él.
Todos dentro de aquel gigantesco lugar de nada: El Gran Blanco, para los indios de la
selva de Bolivia; el lugar llamado  “IntraEspacio” para ellos.
 Solo que, claro, en cierta forma esos recuerdos no le pertenecián a él. No
directamente.
 Eso lo sabria mas tarde.

 Cuando la expedición de Bolivia regresó al hogar, Felix Traven decidió quedarse.
Argumentó para ello sobre una importante serie de  cuestiones que podria obtener de
permanecer un tiempo mas entre la gente de la aldea . No fue dificil que le concedieran el
permiso.
 De esa manera Felix Traven comenzó su viaje de entrenamiento para caminar por
los invisibles recobecos del Gran Blanco. Aprendió a hacer la Anaka, la sustancia que
habre las puertas de las zonas fantasma y aprendió tambien los signos que lo ocultaban del
Nomqua.
 - La primera vez, en el primer viaje, cai mientras corria y me encontre conmigo
mismo, tirado en algun lugar de adentro. - le comentó al brujo de la aldea, la segunda
noche despues de la experiencia.- Era yo, de eso puedo estar seguro...pero estaba lleno de
gusanos y estaba muerto. Ahora tengo recuerdos de gente y de lugares que no son los
mios. Sueño con lugares que nunca he visto.
 - Son los recuerdos de sus otros “yo”.- dijo Juan, el traductor, mientras el viejo
continuaba hablando.-  El hombre no es un solo espiritu. Se divide en muchos, vive en
muchos mundos y aprende de todos ellos. A veces, en los sueños, nos unimos con otro de
nuestros espiritus y sentimos y vivimos como él. Él es nosotros y nosotros somos él.
Podemos obtener concimiento de ellos si sabemos hacer uso de las puertas del sueño e
impedir que se nuble nuestra conciencia. Asi hemos aprendido a curar a nuestra gente, a
obtener algunas cosas que necesitamos. El Brujo sueña y brinca entre los mundos
buscando y aprendiendo de la sabiduria de sus otros yo... pero eso no le agrada al
Nomqua.
 -Platiqueme más sobre el Nomqua. ¿Quien es él? ¿Por que nos odia? ¿Por que
anda tras de mi?
 El brujo arrojó un grupo de ramitas aromaticas a las llamas de un bracero en medio
de la oscuridad de la noche. El fuego chisporroteo y una blanca boluta de humo se elevo
hacia el cielo estrellado.
 -El Nomqua es viejo. Muy viejo. Es el creador de todas las cosas. El tejedor de las
redes de mundos...
 - ¿Como? ¿El creador de todo?...¿Dios? ¿El Nomqua es Dios?... Preguntaselo,
Juan.
 El brujo asintió tristemente.
 Felix recibió la revelación como un golpe.
 -¿¿Dios me esta persiguiendo??
 - Nuestro Dios... - Aclaró el viejo. - Hay más Dioses. Pero nosotros no los
conocemos a ellos, ni ellos nos conocen a nosotros. Solo el Nomqua nos conoce. Solo él
fue quien nos creó. Somos parte de los mundos que él comenzó a tejer... .
 -Entonces hay mas...
 - Si. Pero no estan aqui. Esto lo sabemos porque otra criatura, de otro lugar, lo
dijo a nuestros antepasados. Vino de más allá del Gran Blanco, de donde viven los mas
antiguos. Lo contó a los primeros caminantes de sueños, a los hombres viejos, muy atras
en el tiempo. -El brujo hizo un movimiento con su mano, señalando hacia un hipotetico
lugar del pasado.
 - ...El Nomqua es un prisionero.- Continuó...- Los que son mas antiguos que las
estrellas lo tienen cautivo. A él y a otros más. Algunos se encuentran aqui, en nuestros
mundos. Pueden vivir en todos ellos a la vez, pero estan enterrados, escondidos... El
Nomqua los esconde. El es especial. Es celador y prisionero a la vez. Se encuentra sujeto
en sus propios hilos, atrapado como araña en su misma telaraña. El Nomqua se sacude y
busca como salir, sabe que debe haber una fisura. Esa fisura podriamos ser nosotros.
 - Pero, entonces, si es asi...¿Por que nos odia? ¿Por que quiere destruirnos?...
 - El no busca eso. El te busca  porque tu lo has visto y sabes quien es . El te vió
tambien. Te vio a ti y a los demas.
 - ¡Y eso que! ¿en que lo afecta?. - Felix  sentia como si todo el peso del mundo se
hubiera asentado sobre él en ese momento.
 - Quiere ser la unica conciencia. El unico creador. Nosotros no debemos ser mas
que sus instrumentos. Pero algo se le escapó... algo que es importante...nosotros tenemos
conciencia. Tenemos espiritu. Estamos vivos. Tan vivos como él y como los otros que
estan enterrados. Tenemos la capacida de crear...y eso no le agrada. Cada recuerdo
nuestro, cada imagen que nos formamos son mundos nuevos . Son una existencia sencilla,
casi sin realidad...pero existencia al fin y al cabo. Y eso es un hilo que nosotros añadimos a
la telaraña del Nomqua...un hilo que hemos creado nosotros. Eso nos reafirma. Sin
embargo eso no impide que el Nomqua pueda moverse por ellos tambien.
 El viejo detuvo su platica mientras Juan tomaba de una botella un sorbo de agua.
 -Mientras nadie sepa de su existencia,- continuó.- él estara bien. Pero ahora
ustedes lo saben y el sabe de ustedes. Los perseguira hasta exterminarlos. A cada uno de
ustedes y a sus otros “yo”... en el lugar que se encuentren, en el mundo en que se
encuentren, no le importa.  Desaparecera esos mundos de ser necesario. Para el Nomqua
somos como hormigas que solo le seran utiles cuando se les encuentre la utilidad.
Mientras tanto el hombre caminara ignorante, pero seguro...asi debe ser.
 - ¿Por que los otros “Yo” tambien tienen que ser exterminados? Ellos no saben
nada.
 - El hombre es muchos en los distintos mundos, pero el espiritu es basicamente
uno, repartido en todos. Lo que tu sepas, los demas pueden saberlo. Para ello estan las
puertas del sueño. Ellas nos llevan a todos los conocimientos. Incluso al conocimientos de
otros que no son “Yo”. El matara todas las partes del espiritu que tienen algo de ti y tus
amigos.
 - Pero si él logra atraparnos, si logra atraparme a mi, sabra de ustedes tambien...
 - Lo sabemos.- dijo el brujo.-   Por eso, si eso llega a ocurrir, uno de nosotros
estara ahi para quitarte el recuerdo de todo esto que ahora hablamos. Nada mas podemos
hacer por ustedes.


17.
 
 Felix Traven dejo su vaso con agua efervecente en la mesita central.
 Frente a él, un pensativo Tomás Archer parecia estar fijando su atención en algun
lugar dentro de si mismo, lejos de aquella sala. Lidia, por su lado, tamborileaba los dedos
sobre el sofa, nerviosa.
 Tomás regresó.
 - ¿Que pretende lograr con toda esta absurda historia?. - dijo, tranquilamente - no
lo entiendo...
 - Yo se que resulta dificil creerme...
 - Muy bien,- Tomás interrumpió.- Vamos a suponer que todo es cierto y que a
nosotros tres nos esta siguiendo esa cosa...¿Que podemos hacer para evitarla?
 - En primer lugar tiene usted que creerme.
 - Muy bien,...digamos que te creo. ¿Que debo hacer?...
 Felix se mostró incomodo.
 -...¿a dondé debo huir?
 - La respuesta que voy a darle no creo que la agrade mucho.
 - No importa.
 - Bueno. En primer lugar debemos tomar la droga...¡Tengo que mostrarles!
 - Ah...entonces a eso se resume todo. Debo tomar su droga.
 - Si. En mi casa tengo un cultivo de la planta de donde se elabora la Anaka. Es la
unica forma de obtenerla. La droga no solo nos permitira “entrar”. Es la unica que puede
mantener el recuerdo. Todo a nuestro alrrededor se desmorona, se modifica. Las lineas de
la realidad van destruyendose y otras ocupan su lugar. El Nomqua las transforma mientras
se mueve por ellas, poco a poco y sutilmente...sin embargo con nosotros ya no es tan
sutil.- Felix  bajo los ojos y volteo hacia el lugar donde habia vomitado. Ya no habia nada,
por supuesto. Lidia habia trapeado inmediatamente despues del “accidente”
  -...Hoy en la mañana  - continuó. -lei sobre sobre un eclipse que nos espera el
jueves. Fue una sorpresa para mi, creanme. Hace tres dias, cuando aun Kampinski vivia en
esta casa de al lado, ese eclipse no ocurriria.. El Nomqua no se a limitado a modificar
nuestras vidas. En verdad quiere capturarnos...
 - ¿Es decir que ese eclipse...? - preguntó Lidia. Felix asintió con la cabeza.
 - Así es. Es resultado de la caceria del Nomqua. Esta modificando mas alla de
Kampinski, de esta casa, y de este mismo mundo. Es...como una onda invisible para todos.
Algo mueve el Nomqua en algun lugar de nuestra realidad, -en el pasado o en el futuro,
eso no lo se- y eso crea un extraño efecto dominó que altera las cosas tal y cual las
conocemos. Tu y Tomás no pueden persivirlo, pues sus mentes se adaptan con rapidez  a
la nueva linea de realidad . Aquello que existia y que ustedes conocian como Kampinski se
esfuma...deja de existir. Pero no para mi. Por eso puedo reconocer los “cambios” a mi
alrededor, las modificaciones que se sucitan... y tambien puedo recordar. Kampinski
desparecio aqui, dejo de existir en esta realidad. Pero no en la “Realidad”de mis
recuerdos...y hasta que el Nomqua no me tome a mi, Kampinski no desaparecera del
todo...

 ...El eclipse del jueves... recordó Tomás.
Algo habia en todo esto que no le gustaba en absoluto
 ...La sensación de terror que le inspiró la super nova...
Recordó a los cientificos del parque.
 ...pero eso no es lo mejor. ¡Pasado mañana se encontrara exactamente al lado
del eclipse!
 ... al lado del eclipse...

 - Tonterias. - Sentenció Archer.
 - No, no lo son. -declaró Lidia- Lo que sucedió con el I-Ching, la sensación tan
extraña de hoy....
 - Por el amor de Dios, ¡ No ves que intenta sugestionarnos! Es obvio que lo unico
que busca es que consumamos su maldita droga...

 La declaración de Tomás hizo que a Felix Traven se le encendiera una hoguera en
el estomago.
 - Escucheme bien Archer. Ya se lo dije una vez y volvere a repetirselo: Esto no es
un juego. Yo no le he inventado y mi intención no es volverlos adictos para obtener
dinero.
 - ¿No? ¿Y como piensa que podemos confiar en que eso es así? Disculpe que le
sea franco, pero en este lugar nadie lo conoce a usted sobrio...
 - Por favor, Tomás .- suplicó ella.
 -... ¿lo ve?.- reprendió Tomás.- Lo unico que ha logrado es asustarla.
 Felix miró hacia todos lados, desesperado. Una idea hizo que recuperara el
control.
 - Quiere una prueba de lo que le digo, ¿No?.
 - Asi es. Ya se lo dije. Pero no probare esa droga suya.
 - No tendra que hacerlo, se lo garantizo. Solo necesito que usted y la señorita
Sanchez me acompañen a mi casa.
 - ¿Si? ¿Y la prueba estara ahi?
 - Asi es... y escucheme bien Archer, si lo que va a ver no le convence, los dejare
tranquilos...
 Tomás dirigió una  mirada interrogante a Lidia. Ella, palida, asintió.
 -Muy bien, lo acompañaremos... pero con la promesa que despues de esto, nos
dejara en paz.
 Traven, con un firme y silencioso movimiento de cabeza, reafirmo su aceptación.

18.

 Al contrario de lo Tomás había imaginado, la casa de Traven no era un asco.
 Eso si, el ambiente olía a polvo, pero a nada nauseabundo. Tampoco había basura
en el suelo y todo estaba en orden.
 Felix les indicó una dirección y Lidia y Tomás lo siguieron por un largo pasillo.
Pasaron frente a un cuarto. Adentro todo estaba bien.
 Finalmente, Felix se detuvo frente a una puerta. de madera al final del corredor.
Esperó a que ambos estuvieran a su lado.
 - Esta puerta lleva al sótano, -indicó.- Ahí esta la prueba que quiero mostrarles.
 - ¿Tendremos que bajar?.- preguntó ella.
 - No. No será necesario...por ahora.
 -Señor Archer.- dijo Felix mientas habría lentamente la puerta - antes que nada
tengo que advertirle que lo que tengo que enseñarle no será nuevo para usted. O lo será...
en cierta forma.
 Un tufo asqueroso y húmedo se desprendió del interior del sotano  en cuanto
Traven abrió la puerta. Un umbral, negro y profundo, se delineó tras la pared.
 Felix dio los dos primeros pasos al interior y se detuvo . Lidia y Tomás lo
siguieron.
 Entonces, Tomás Archer percibió de nuevo aquella extraña sensación de un lunes
en la mañana. Fue como un deja-vu que desapareció de su mente casi al momento de
invocarla. Era aquella sensación fría....
 Y blanca.
 - Prepárense.- dijo Traven y alargando la mano hacia la pared accionó el apagador
del sótano
 
-Click-
 
Una luz clara y eléctrica,- la luz de una bombilla,- brilló como un sol en miniatura.
 Ilumino el interior del sótano.
 Iluminó unas escaleras que descendían tres metros.
 E iluminó los asorados y estupefactos ojos de Lidia  Sánchez  y Tomás Archer
que, fríos e inmóviles como piedras, se encontraron frente a frente con aquello.
 Lidia gritó. Gritó como lo hiciera  alguna  vez un hombre en las selvas de Bolivia.
Como lo había hecho Felix Traven en su primera excursión al lugar blanco.
 Solo que esta vez nadie se quedo inmóvil. Lidia , corriendo y chillando como una
demente , huyo del lugar.  A duras penas logró Tomás sustraerse de la sorprendente visión
que tenia frente así para  intentar detener a la aterrorizada Lidia, que bien sabia Dios, no se
detendría hasta encontrarse lejos, muy lejos de esa casa.
 -¡Lidia.!-   gritó y corrio tras ella .- ¡Lidia!
 Y Felix Traven... Felix Traven miró una vez mas su sótano tapizado de ondulantes
gusanos blancos, retorciéndose como una masa uniforme, como una alfombra de
apéndices obscenos y abyectos. Cientos, miles de ellos retorciéndose allá abajó.
Retorciendose en las paredes, en las escaleras, en el techo...Y tres más, casi del tamaño de
un niño, hacían lo mismo en el centro del sótano, inchandose, contrayéndose y abriendo
sus negras y redondas bocas, como quien busca desesperado el oxigeno.
 
  Felix  apagó la luz del sótano y cerró la puerta tras de si.
 Partió con  la  triste y desesperanzadora  certeza del que sabe que todo a
terminado.




19.

MIERCOLES
MIERCOLE
MIERCOL
MIERCO
MIERC
MIER
MIE
MI
M
...
JUEVES

 Tomás Archer se ajustó el nudo de la corbata en el cuello blanco y almidonado de
su camisa. Su imagen se reflejó en la etérea transparencia de la ventana de su sala. Se veía
bien. Muy bien...
 Raquel se despidió de él con un beso y le entregó su maletín. Un maletín blanco
como la nieve. Tomás le sonrió.
 - Llegaras tarde.- le dijo ella.
 - No importa. Los gerentes no tenemos hora de llegada.- volvió a sonreír.-
¿Quieres ir a comer esta tarde? Puedo pasar por ti...
 - Mmmm... no. Hoy no puedo. Tendré junta.
 - ¿Y en la noche? ¿Quieres ir a cenar?
 - Hagamos algo menos rutinario.
 - ¿Algo menos rutinario? ¿Como que...?
 - No se. - Raquel lo abrazó del cuello y lo besó de nuevo.- Ya se me ocurrirá algo.
¿Que tal salir con Linda y Angel? Hace tiempo que no vamos con nuestros vecinos.
 - Mmmm,... no es mala  idea.
 Se despidieron de nuevo y Tomás salió de de su casa cerrando la puerta tras de si.
Caminó directo a su Chevy blanco deportivo...

  Se inmovilizó de repente.
 Algo.
 Por un momento percibió algo raro, algo que no encajaba, que no era común.
 
 ... la casa de al lado

 Ahí, frente a sus rosas, se encontraba el señor Wilkins, podándolas y acariciándolas
con sumo cuidado.
 Por un momento, Tomás no lo reconoció.
  Wilkins  lo saludo  con la mano.
 Tomás le devolvió el saludo junto con una sonrisa.
 Algo, un recuerdo, se difuminó rápido como la niebla y se perdió en su memoria.
Intentó retener la imagen en su mente, pero este se le escapó como agua por los dedos.
 No lo entendia, pero en ese instante Tomás se sintió extrañamente triste. Era una
tristeza depresiva, como la de quien pierde un ser querido... como la de quien pierde a
alguien de su familia.
 Solo un nombre  -Lidia- se formo en su memoria y rápidamente se perdió.
 - ¿Se siente mal, Archer?- dijo el septuagenario tras la  blanca cerca de madera.
 - No, -sonrió.- no me ocurre nada... gracias señor Wilkins. ¿Que tal las rosas?
 - Igual que siempre, muchacho. Igual que siempre. Han sido las mismas rosas, en
el mismo lugar durante mas de 40 años...¿Que te parece? ¿Que puede haber de nuevo?
 Archer  quedó callado, con la sonrisa en su boca, sin saber que contestar.
 - Me tengo que ir señor Wilkins.- dijo.
 El anciano levanto la mano en señal de despedida.
 - Pues, que te vaya bien...- dijo y volvió a sus flores y a su jardín.
 Archer se dirigió a paso rápido a su auto estacionado frente a la casa, entro en él y
partió.
 Pasó la casa de Angel.
 Pasó dos casas más.
 Y ahí, en la cuarta, tirado frente a la puerta, se encontraba ese pobre desdichado de
Félix Traven - como siempre - totalmente ido, llorando quedo como niño apaleado y con
tres fotografías grandes estrujadas entre sus brazos y su pecho.
 Pobre  hombre.- pensó con verdadera tristeza mientras miraba la figura de Felix
hacerse cada vez mas y mas pequeña por el  espejo retrovisor.- ... Dios lo ayude.
 
 Y así, mientras se alejaba ,Tomás Archer lloró sin saber por qué,  mientras lo
invadía una angustiosa y solitaria sensación de blanco.
 
 
 
 
 
 
 
 


20.

- “Click”-
 ... con la información de esta mañana, no esta de mas recordarles tomar
precauciones frente al fascinante eclipse solar del que seremos testigos hoy  jueves entre
las 4 y 4:30 pm.  La forma mas segura de disfrutar este singular espectáculo, es sin
duda, por su televisor, pero si no elige esta opción recuerde no mirar nunca al eclipse de
frente...
Nunca.

Gabriel Benítez
BLANCO TOTAL